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Buena imagen

Escaciador de bronce
 
Escaciador de bronce
Diario El Comercio año 2000.
 

Ya he repetido en muchas ocasiones que estando como estamos en la era de las comunicaciones, aquel que piense que su buen paño en el arca se venderá, lo tendrá muy crudo, y si además ese producto es de calidad variable y se barruntan competencias agresivas (ya se imaginarán por donde van los tiros), pues ya puede ir poniendo sus barbas a remojar.

Jerez vió como sus productos caían en picado frente a otros de mucha menor calidad, e incluso de precio similar o hasta superior, pero como eran bodegueros señoritos, pues de contratar a expertos, nanay.

Ahora, mejor dicho hace dos años, pero ya con la soga al cuello y viendo cumplidos los vaticinios que hicimos los observadores hace quince años, el Ayuntamiento y el consejo regulador decidieron poner el asunto en manos profesionales, y así se celebró el primer Salón Vinoble en octubre de 1998.

El resultado fue tan positivo que ya se ha celebrado el IIº, y con una participación que supera el 50% de ampliación, quedando así cerrado el proyecto de expansión previsto por la organización.
Por decirlo de una forma genérica, durante el mes de mayo, y buena parte de junio, en los cinco continentes se está hablando de Jerez, y eso, valorando lo que se publique como impactos publicitarios, pues supondrá cifras que hay que contabilizar en millones de dólares.

Pero claro, no ha sido casualidad que al burro le sonase la flauta, si no que detrás de este maravilloso marco, sobre este inigualable escenario que es el Palacio de Villavicencio, había grandes profesionales formando una gran orquesta, y así el concierto fue un gran éxito.
Por ejemplo, en la mesa donde está la azafata (foto), hay escamoteada una pequeña y silenciosa nevera, así como un decorativo embudo de cristal de colores que recoge los vinos escupidos y los conduce a un deposito oculto (para los profanos en la materia explico que un catador no puede tragar el vino probado ya que en una mañana facilmente pueden suponer cuarenta o cincuenta, y el espectáculo de una cubitera llena de escupitajos es bastante nauseabundo, hasta para los profesionales).

¿No podríamos hacer cosas así en nuestra preciosa Asturias?

Pues claro que sí, y mejor aún, porque después del salón, dispondríamos de un maravilloso paisaje, y de la mejor oferta gastronómica de España, pero claro, para eso quién maneja los fondos públicos tiene que tener un mínimo de vista y sensibilidad, y ahí pinchamos en hueso.

Hace cuatro años en Gijón intentamos hacer el Primer Salón de los vinos jóvenes, entre otras cosas para aprovechar esas fantásticas instalaciones de la Feria de Muestras que permanecen cerradas semana tras semana.
Al final no solo no se consigió la mas mínima ayuda, si no que hasta la dirección de ese recinto quería sacar tajada de la idea.

Del conflicto que se avecina con la sidra nadie quiere preocuparse y esto ya parece un campo de avestruces.
¿Se imaginan un Salón de la Sidra en la Feria de Muestras?
Pero no para regalar puxarra a los borrachos locales, si no para convocar a los profesionales vinculados al sector, periodistas especializados del mundo entero, industrias afines, hosteleros, llagareros asturianos, vascos, gallegos, franceses, irlandeses, canadienses y hasta chinos, si los hubiera.

«Hala Pepín, oigo decir dentro de mi cabeza, deja de desvariar y vete a la camina, que ya estás de vuelta en Asturias y aquí se duerme muy bien». Jesusito de mi vida, eres niño como yo, ...

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Escrito por el (actualizado: 09/08/2014)