Muiño das Lousas

Dentro del periplo con que el CRDO de Ribeiro nos agasajó la última semana de junio (pueden ver más pinchando en Volver al Ribeiro), una de las cenas más entrañables fue en este antiguo molino restaurado en coqueto restaurante y donde Diego, el cocinero, practica lo que podríamos llamar “Cocina de autor bien entendida”, o sea, cocina.

Es un buen ejemplo de lo que nos deparó la visita a la comarca, un lugar que, gracias a su aislamiento, no ha sido machacado por la especulación y que, con las nuevas comunicaciones, se está abriendo al siglo XXI con todo el encanto y la magia de aquellos siglos medievales en que esta comarca era de las más ricas de Galicia.
Cenamos en la terraza, junto al río, una experiencia que solo se puede disfrutar durante estos meses, pero que pudiendo, no debe desaprovecharse, porque resulta deliciosa, hasta romántica, si no fuera porque mi compañía de gamberros y queridos amigos de la prensa especializada, no invitaba a ello.
Cuando nos comentaron que el menú sería de degustación de cocina de autor, yo quise salir corriendo porque ya saben hasta qué extremos odio estas experiencias, pero como desde Carballiño hasta Laias hay más de veinte kilómetros, pues me quedé refunfuñando, aunque no mucho, porque estaba disfrutando de los vinos que Sebio, enólogo de Coto de Gomariz y sumiller de este restaurante (es propiedad de la bodega), nos había preparado para la cena.
Poco a poco mi percepción fue cambiando a partir de probar un pan de Cea absolutamente exquisito (tiene IGP y web, así que pueden informarse de su tradición en Pan de Cea , merece la pena) y un vasito de salpicón de marisco que desmerecía en presentación pero que, según se iba comiendo, estaba delicioso.
Luego vino un carpaccio de pulpo con berberechos al vapor, aliñado con aceite gallego, que he de reseñar como inolvidable. Ya saben ustedes que no suelo detallar los platos porque cada cual debe pedir según gustos y solo recomiendo lugares en que su carta sea selecta, pero este invento estaba realmente brillante.
Hasta una libre interpretación de La Carne o Caldeiro, el plato hermano del pulpo a feira y por tanto oriundo de Carballiño, que resultó deliciosa, y eso que a mi el pimentón me revienta.

Este comedorcito es una cucada, un lugar para disfrutar de una cena elegante, pero hay mil más. Por ejemplo, para dormir les aconsejo que reserven en el Monasterio de San Claudio y otro día en la casa rural de Casal de Armán, otra bodega de vinos impactantes, y claro, como no, Viña Mein, el más grande, aunque eso del Turismo Rural, cuando hablamos de súper lujo, pues…