Ensaladilla de col china
Esta ensaladilla es algo así como una mezcla de Ensalada de bola de apio, Coleslaw, Spasara y Ensaladilla rusa ¡menudo popurri! se dirán ustedes, sin embargo es una delicia que estuve tres días comiendo y pienso repetirla en breve.
En realidad no ni sé como se me ocurrió, recuerdo vagamente que fue un capricho, uno de esos flashes que se te cruzan por la cabeza y de pronto recordé aquella Ensaladilla de celerí rave que servían en la barra del hotel Mindanao y con la que me regalaba cada vez que iba con mi hermano a cocernos a base de cócteles Martini Dry.
“En Asturias no hay bolas de apio, cariño” me dijo mi amorcito, pero yo tenía el sabor en la boca y me dije “No habrá celerí, pero hoy me como esa ensaladilla por pelotas”, y así fue.
Íbamos a comer shashimi de bonito, otra delicia con la que en agosto solemos regalarnos porque está en sazón y precio ajustado, así que me vino a la mente la ensaladilla Spasara, otra golosina que hacía tiempo que no paladeaba porque mi chica es celiaca y los spaghetti de maíz no funcionan bien en frío, pero la idea iba cuajándose en mi caletre, así que me puse manos a la obra y he aquí el resultado, uno de esos platos que te alegran el día porque irán a la escasa pero suculenta selección de Recetas favoritas.
La receta
En realidad la receta es una tontería, el huevo de Colón.
Lavamos bien la col y la picamos en juliana.
Pelamos y rallamos las zanahorias.
Pelamos y cortamos en tagliatelle la manzana.
Preparamos la mahonesa con limón, ¼ litro de aceite, sal y un huevo bien fresco.
Mezclamos todo y ya está el milagro, una deliciosa ensaladilla con la que podremos gozar y epatar a nuestros amigos sirviéndola de guarnición, o incluso haciendo unos irresistibles canapés como el de la foto (lo hice con pan fresco de centeno porque me encanta. Le puse una loncha de jamón de york de base para que no se ablandase la miga, pero no influye apenas en el sabor).
En realidad a mí me gustó tanto que hasta me la comí a cucharadas.
Como el plato principal era el shashimi, elegí un vino acorde con el pescado crudo, pero la verdad es que esta ensaladilla es muy agradecida y se puede maridar con cualquier vino. En esta ocasión serví un Martín Códax Lías, una apuesta segura, un pequeño lujo que a veces hay que permitirse y que desde luego redondeó la jugada, porque fue una de esas comidas memorables que no se olvidan.