Borekas de espinacas
Las burekas o borekas, son unas empanadillas que se sirven con el mezé y cuya principal diferencia con las tradicionales españolas, radica en que las burekas no se fríen, sino que se asan, como suele hacerse con las cariocas, chilenas o argentinas
En realidad quedan medio fritas porque como la masa lleva abundante aceite o mantequilla, el calor del horno hace que casi se frían, pero bueno, hablando con propiedad, no son fritas sino asadas.
En ingredientes hablo de masa quebrada, pero igualmente se pueden hacer con masa de hojaldre o, si queremos guardar la máxima ortodoxia, hacer la masa en casa, algo que no recomiendo porque pondremos la cocina como un frente de batalla (al menos yo).
La receta
Para el relleno escaldaremos las espinacas (las congeladas están muy buenas, tan sanas como las frescas y nos quitan todo el trabajo de lavar y recortar) y las picamos finamente.
En un bol ponemos las espinacas con el queso y los huevos y removemos hasta que queden bien homogéneo. Probamos y salpimentamos, a mi me gustan subidas de tono, sobre todo si dispongo de pimienta de jamaica que es muy perfumada.
Salteamos ligeramente los piñones y las pasa en un fondillo de aceite e incorporamos al bol, removiendo de nuevo, esta vez con menos energía para no destrozas los nuevos inquilinos, aunque tampoco pasa nada porque se rompan.
Conviene dejar reposar una hora esta pasta para que se compacte mejor.
Extendemos la masa sobre el mármol frío y con un vaso de sidra, o molde similar, recortamos unos discos de ese diámetro, o el que sea, pero de unos 10cm.
Ponemos una cucharada de relleno en el centro, cerramos sobre sí mismas y aplastamos los bordes con un tenedor para sellar el contenido y que no desparrame al dilatarse con el calor.
Colocamos en la bandeja de horno previamente engrasada y metemos a horno medio, unos 180ºC, hasta que veamos que están bien doraditas. Para que queden más espectaculares, se pueden barnizar con clara de huevo batido.