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Salmón para los pobres

Salmón lacado
 
Salmón lacado
Publicado en el diario El Progreso, año 1993.
 

En no pocas ocasiones he hecho referencia a la estupidez humana cuando despreciamos un producto por el simple hecho de ser barato y quizás el máximo exponente de esta majadera costumbre sea la desidia con que hoy miramos al salmón, príncipe indiscutible de nuestros ríos, manjar de mesas reales y cuya simple mención hasta hace unos años evocaba las máximas aspiraciones cualquier comensal.

Sin embargo desde que los noruegos consiguieron criar estos hermosos teleósteos en cautividad y de ese modo acercar el delicioso bocado a las mesas más populares, parece como de golpe todas las excelencias gastronómicas del plateado pescado hubiesen desaparecido y su simple mención sonase a horterada.

Otro tanto ocurrió con los pollos y con las truchas y me temo que otro tanto ocurrirá con los rodaballos y más adelante con las lubinas o con cualquier otro animalito que se deje manipular por el hombre.

Hace años en una mesa redonda celebrada en el Locutorio de la Villa en la céntrica plaza de Colón de Madrid, se planteó el debate sobre como sería la cocina del siglo XXI, hubo quien habló de pastillas, otros de macrobiótica y yo les dije que sencillamente habría productos cultivados y productos salvajes, unos dedicados al gran consumo para que cada ciudadano pudiese libremente elegir su dieta dentro de la más variada gama de productos a precios asequibles a cualquier bolsillo y los otros destinados a la alta cocina, a los bolsillos mas poderosos y los ciudadanos para los que la buena mesa es un autentico momento de placer por el que están dispuestos a pagar lo que sea necesario.

Parece ser que el tiempo me está dando la razón y aunque no estemos todavía en el 2000, ya es una realidad lo que predije y en los mercados más avanzados y bien surtidos como son los franceses, ingleses o alemanes, es ya habitual ver un mismo tomate al triple de precio que otro por ser autóctono y criado artesanalmente o una carne de ciervo a precio de la de ternera como ocurre en Escocia donde están prosperando las granjas para cría de venados.

Creo que el trato vejatorio que se está dando a los salmones por parte de los consumidores españoles es totalmente injustificado ya que la calidad que estos ofrecen es realmente excelente y lo digo con conocimiento de causa porque ademas de gastrónomo, soy de un pueblo ribereño de gran tradición salmonera y fui pescador y comedor de salmones hasta que la contaminación y la barbarie acabó con nuestros hermosos y cristalinos ríos.

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Escrito por el (actualizado: 02/08/2015)