Restaurante sidrería El Cartero

Esta es la mejor prueba de en qué se han convertido aquellas sidrerías gijonesas que, antaño, alrededor de unas botellas de sidra, servían un centollín, unas andaricas o, previo aviso, una caldereta para ponerse ciego de mojar pan en el caldo.

Orlando cuida de la sidra como si fuese su propia hija y por tanto no es de extrañar que los buenos sidreros, esos que beben botella tras botella a palo seco, se reunan en esta casa para disfrutar de ese nuevo palo del que habla todo Gijón. Eso sí, cuando empieza el turno de comidas o cenas, todos a paseo porque una sola ración de jamón factura mas que una mesa con seis parrroquianos y la empresa no recibe subvenciones por mantener el tipismo.
El local mantiene el aire de sidrería tradicional, incluida la infernal televisión y el mal caracter de los echadores, pero hay tecnología aplicada, como paneles anti ruido en el techo o aliviaderos de acero para escurrir la sidra que rueda.
Su cocina es de producto, excelentes mariscos y pescados que deben pedirse simplemente a la plancha, como estos magnificos santiaguiños, especialidad de la casa, porque cualquier salsa, por muy típica que les aseguren que sea, solo resta sabores primarios a unas piezas que raramente se pueden conseguir fuera de Asturias.
Merece la pena acercarse fuera de las horas de comida para vivir el ambientillo de los sidreros, paisanos mayores de los que se puede aprender la verdadera historia de la villa, cuando las pescantinas de Cimadevilla la recorrían con sus cestos y sus picantes chascarrillos.

Además de por sus especialidades o tipo de establecimiento, puede buscar más restaurantes en esta u otra zona pinchando aquí. Y no se pierda los entresijos de esta profesión, nuestra prensa amarilla, pinchando en Dramas y comedias de la Hostelería.