Restaurante La Corrada del Obispo

Sin duda sería por su juventud, pero en la pasada edición situamos este maravilloso comedor en Los Informales, lo cual no es ningún descrédito, al contrario, pero lo cierto es que, en poco tiempo, ha pasado a formar parte de Los Grandes Clásicos, de esos restaurantes que, hasta los más recalcitrantes trogloditas, reconocen que han superado a los dinosaurios que ellos veneran.

La cocina de Carlos no necesitaba aposentarse porque, desde el principio, sus conocimientos académicos y sus raíces riojanas (siendo hermano de Luís Alberto, el de Casa Fermín, no podía ser menos), hicieron que sus platos fuesen preciosistas en la estética, pero contundentes en sabores.
Mariconadas ... las justas, como acostumbramos a decir por aquí y esta norma se lleva a raja tabla en esta casa. Mucho lujo en las paredes y platos preciosistas, pero lo que va dentro, que sea comida de verdad.
A pesar de que la clientela sea mayoritariamente joven, el servicio es clásico, respetando al cliente como se merece alguien que va a pagar 40 o 50 € per cápita. Hay dos sumilleres titulados y cada detalle nos recuerda esa nueva línea que tanto se está llevando en París y en toda la vieja Europa, de casas antiguas reconstruidas donde se hace hostelería de máximo nivel pero sin obligar al comensal a ponerse una rancia corbata.
Para quienes desconozcan su ubicación conviene advertir que está situado en uno de los rincones mas alejados del casco histórico, zona peatonal, preciosa de pasear, pero de obligado paseo ya que el parking mas cercano está a más de quinientos metros.

Además de por sus especialidades o tipo de establecimiento, puede buscar más restaurantes en esta u otra zona pinchando aquí. Y no se pierda los entresijos de esta profesión, nuestra prensa amarilla, pinchando en Dramas y comedias de la Hostelería.