Restaurante Casa Fermín

Consolidado ya unánimemente como el mejor restaurante de la capital, la cocina de Luís Alberto atraviesa por un momento dulce, sin altibajos, sin estridencias, hasta sin creaciones capaces de conmover, porque su línea va mas bien por la calma, por la elegancia, todo en sintonía con la decoración de ese comedor que, desde hace un cuarto de siglo, marca clase en todo el Principado.

Desde que la esquizofrénica guía Michelín retiró su estrella a esta casa, la cocina de Luís Alberto y las buenas formas de María Jesús han ido en progresión.
Todos coincidimos en decir que el castigo les llegó en el momento mas injusto e inoportuno porque fue justo cuando este joven matrimonio puso toda la carne en el asador y las cosas mejor estaban saliendo.
Ahora ya bien podemos hablar de absurdo, de cerrazón, de incompetencia y de un absurdo pudor por no reconocer su error, porque si esta casa no tiene estrella, muy pocas en España podrían hacerlo.
El trato al cliente es exquisito pero no pegajoso. María Jesús nos enamora describiendo los platos que crea su marido y todo el equipo funciona sin un solo roce, como el mecanismo de un reloj suizo.
Si tienen que celebrar alguna reunión, sus comedores privados son realmente excepcionales, no solo por su elegancia, sino por el sistema de confidencialidad de su acceso y servicio.
Yo soy poco llambión, pero les recomiendo que planifiquen su menú teniendo en cuenta el postre porque son verdaderamente espectaculares, quizás lo mas sorprendente de toda la carta (mi mujer sueña con comer un día solo postres).


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