Picatostes
Publicado en el diario Diario El Comercio, año 1998.
Lo propio de estas fechas son las torrijas, pero por aquello de llevar siempre la contraria, y porque para cada asturiano las mejores croquetas y los mejores picatostes (uso el término en la acepción errónea) son los que hacía su madre, pues voy a darles la receta de los picatostes (ahora si digo bien), porque la verdad es para mojar en chocolate son una pasada.
La semana nos pondremos a regimen, pero hoy, vamos a por todas.
Es fundamental contar con pan y aceite de buena calidad, y aunque hoy día este último es facil de conseguir, encontrar un buen pan exige en muchos casos grandes desplazamientos, y hasta no pocos conocimientos gastronómicos.
Hay comprar una hogaza (pan redondo), y el día antes lo cortamos en rebanadas gruesas (unos 2 centímetros), y estas a su vez en tiras del mismo calibra, con lo que obtendremos un paralepípedo de 2cmX2cm y del largo que tuviese cada la rebanada en cada punto.
Lo más facil es trabajar con el pan ya algo duro, porque sino se desmigaja, de todas formas una vez cortados los picatostes, conviene dejarlos endurecer toda la noche.
Recuerden que este es un plato de pobres, de aprovechamiento de pan duro, y por tanto la materia prima debe estar así.
Como truco de emergencia se pueden pasar unos minutos por el horno, pero no es igual porque harán costra, pero no se secarán y por tanto no absorberán bien el sabor a ajo.
¿Que ajo?
Pues este.
Una hora antes de freirlos, majamos un diente de ajo y lo disolvemos en agua. También se puede hacer poniendo el ajo en la minipimer con un vasito de agua.
Con ese agua ajada, salpicamos bien todos los picatostes por todas partes, y como la miga al estar dura se ha resecado, al cabo de media hora ya habrá absorbido hasta el interior toda el agua, conservando un ligero perfume a ajo.
Al momento de merendar (esta comida es de merienda), ponemos una sartén grande a calentar con mucho aceite. Este debe cubrir por completo los picatostes, así que habrá poner al menos dos dedos de altura, aunque contra más aceite haya, mejor. Y como es pan, pues no se estropea.
Cuando esté bien caliente (cuidado porque esto es peligroso), se van echando los picatostes y se frien hasta dorarse bien.
Se sacan con una espumadera de alambres para escurrirlos bien, y ya en la fuente de servicio, se espolvorean con azucar blanca.
Si le interesa leer más sobre este tema, pinche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio. Y recuerde que antes del postre, hay tomar un trocito de queso, a ser posible, uno artesano de las Asturias.