Sindicación de contenidos
Boletín electrónico
Contacto
Mapa web
Logo de FacebookLogo de Google +Logotipo Twitter
 
boton pinteres
Imprime ContenidoEnviar a un Amigo
 

${estadoCorreo}

 

Brownies (Bizcocho de chocolate y nueces) con pomelo rosa

 

Publicada en el Nº16 de la revista Planeta vino como Cena de Navidad para enolocos, 2007

INGREDIENTES (4 personas) 

* • 100 grs. mantequilla
* • 200 grs de azúcar
* • 2 huevos
* • 100grs de harina
* • 100grs de chocolate negro de 70% cacao
* • 1 sobre de levadura en polvo (Royal)
* • 1 cucharadita de sal
* • 100 grs de nueces picadas


La receta 

Fundimos la mantequilla con el chocolate y el azúcar

Añadimos las nueces picadas y reservamos al calor.
Levantamos las claras a punto de nieve, añadimos el harina, la sal y la levadura.
Poco a poco incorporamos el chocolate fundido agitando para que se homogeinice.

En un molde de horno (podemos forrarlo con papel sulfurizado), vertemos la masa y horneamos a 180ºC durante unos 25 minutos.

Una vez frío, se desmolda y se sirve con nata montada, unas ralladuras de chocolate, virutas de nuez tostada (o avellana) y
En este caso, con unos gajos de pomelo rosa sacado a vivo, o sea, sin piel, la menta fresca siempre es un regalo para el chocolate.

Se pueden comprar hechos porque hasta se comercializan prefabricados, pero suelen añadirles esencia de vainilla que a mi me da mucho asco.

Menú para los vinos más caros de España 

  • Aperitivo: Cava Kripta con Langostinos de Sanlúcar flameados al brandy.
  • Entrada: Blanco Enate Uno Caldereta de mero.
  • Principal: Pingus con Rosbif de venado con castañas glaseadas.
  • Postre: Pedroximénez 1830 de Alvear con Bizcocho de chocolate y nueces con pomelo rosa.

 

El Kripta es el cava más cava de todos los cavas, es decir, que no se parece en nada a los espumosos de la Champagne. Ni rastro de esos cítricos de la Pinot Noir y, en cambio, muchos aromas de confitería y panadería propios de las catalanas Macabeo, Xarel-lo y Parellada, de modo que había que buscar marisco y como el navideño por antonomasia es el langostino, pues leña, eso sí, como un cava de casi 40€ no se puede servir con una bandeja de langostinos tipo prisión de Alhaurín de la Torre, pues vamos a poner menos, pero de Sanlúcar y flameados al brandy de Jerez, para que ese punto de dulce, destaque más la ya de por sí magnífica acidez de la niña bonita de Agustí Torelló.

Del Uno de Enate tampoco puedo opinar, porque ni la bodega ni el jefe me han dado la prueba, pero sí que me bebí un montón de botellas de aquel delicioso 2-3-4, cuando estaba delicioso, claro, así que me hago idea de lo que puede llegar a dar una chardonnay en esos suelos de Planacor y, como no basta con un pescadito cualquiera para aguantar tanta potencia aromática y el tirano dijo que de pavo ni hablar (pruébenlo con mi Pavo relleno de castañas, manzanas y foie, verán qué pasada y la receta está detallada en www.enciclopediadegastronomia.es), pues decidimos preparar una caldereta de mero, que se puede hacer el día antes y, entre las patatas, el guisote y el sabor del propio pescado, es un bocado de cuchara de no te menees.

Aunque por ciertas cuestiones, que a mi no me incumben, el Pingus no figura en la guía Proensa, estaba cantado que, por simples razones matemáticas, este sería el elegido y como la verdad es que es una bomba, pues había que buscar una pieza que realmente lo pusiera a prueba en el campo de batalla, así que, como no hay carne más brava que la del venado, pues el plato estaba decidido: un “Rosbif” de venado con castañas glaseadas (lo de las comillas es porque, al no ser buey (beef), sino ciervo (deer), debería llamarse Roastdeer, pero como no existe el castellanizado Rosdir, pues..., comillas que te crió). La carnosidad del vino y sus frutas maduras enmarcadas en las canelas y vainillas de esa insuperable madera, tendrán que pelear contra una gama de aromas montaraces, todas las especias silvestres de nuestras sierras que hemos metido en la maceración, además de la propia carne que, casi cruda, desprende sabores tan agrestes que muy pocos vinos pueden resistir. También hay dulzor de las castañas glaseadas y un potente acre del vino reducido, todo un abanico de retos para que un castellano-vikingo pueda demostrar porqué es el vino más caro de España.

Como en Navidad solemos llenas la mesa de golosinas, romperse la cabeza haciendo un postre es una perdida de tiempo, salvo que preparemos un rico bizcocho que nos puede durar varios días. Cualquiera estaría bueno con este fastuoso PX, pero para poner a prueba a uno de los más grandes, les propongo este de chocolate con nueces, lo que los gringos llaman Brownies y para rematarlo, unos gajitos de pomelo rosa, que eso ya lo aguantan pocos vinos, pero este sí es capaz de mantener toda esa gama de fruta seca (higos secos, uvas pasas, ciruelas negras), incluso ese ligero toque de café, que el cacao debería cargarse.

Escrito por el (actualizado: 15/11/2013)