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Espárragos al vapor

Espárragos al vapor
 
Espárragos al vapor
Espárragos al vapor

Abril 2015

INGREDIENTES 

24 espárragos frescos recién cortados
100 g de mantequilla salada
Sal Maldon y pimienta Tasmania

Estamos en plena temporada y, aunque su precio sea realmente elevado, creo que merece la pena hacer un esfuerzo, porque estamos ante uno de los productos gourmet más exquisitos de nuestras huertas.

No voy a entrar en las polémicas del origen de los espárragos que se venden en España procedentes de China y Perú porque ya hablé extensamente de ello en varios artículos, como el titulado Espárragos frescos y, ante la pasividad de la IGP Espárrago de Navarra por defender lo suyo, pues que les den, pero publico un nuevo artículo sobre cómo cocinar estos tallos, porque he probado una nueva técnica que me ha epatado.
La movida empezó porque mi amigo Pedro Luis, el dueño de Conservas Pedro Luis, una empresa que solo trabaja con productos de la región amparados por una D.O. o una IGP, me envió los primeros de la temporada, tan bonitos que apetecía comerlos crudos y daba pena cocerlos, de modo que se me ocurrió hacerlos al vapor.
Es muy sencillo, rápido y apenas si manchamos la cocina, pero sobre todo lo más destacable es el resultado, un sabor tan apabullante que nunca recuerdo haber probado nada igual.

La receta 

Una de las ventajas de usar una vaporera es que apenas si ponemos un fondillo de agua, con lo que calienta enseguida y no gastamos electricidad (estoy obsesionado con la luz porque me están pasando unos recibos sangrantes).
Mi amigo me los envió ya pelados, lo cual le agradezco enormemente, porque sino hay que andar con el pelador adecentando uno a uno y cortándoles los pies leñosos.
Cuando empieza a salir vapor, colocamos los espárragos en la rejilla, sin miedo a poner unos encima de otros, eso sí, a ser posible cruzados para que el vapor pase libremente.
Con diez minutos habrá suficiente, pero conviene que los comensales estén preparados porque la máxima exquisitez es degustarlos recién sacados de la cazuela.
Ponemos unas tajadas de mantequilla salada por encima y los embadurnamos con ella según se va fundiendo.
Terminamos espolvoreando unas escamas de sal y moliendo un poco de pimienta negra por encima, a ser posible de Tasmania.
Cuando prueben el plato, se asombrarán de cómo cambia el sabor, porque no pierde nada en el agua, sino que se concentra en sí mismo. Eso sí, mejor para comer que de cena, porque son más indigestos de lo parecen y muy diuréticos, muchísimo más que los de conserva, ya que estos son muyricos en potasio y pobres en sodio.
Hace un rato comprobé que no había descubierto nada porque los franceses suelen prepararlos así, pero bueno, anoche los disfruté de lo lindo, aunque luego no pegué ojo.
Escrito por el (actualizado: 30/04/2015)