Pollo relleno de cuscus
Publicado en el diario Diario El Comercio, año 2000.
Si dispusieramos de los medios, la forma de hacer el meshuí es empalando de cabeza a rabo el cordero, estirando y atando las patas a la propia estaca, y haciéndolo al calor de unas brasas, semienterradas, dando vueltas cada pocos minutos, y untando la piel a cada vuelta, ora de agua salada, ora de manteca derretida.
Como ven, la cosa no es broma, pero como prueba vamos con un pollo, y en un horno doméstico.
La receta
Empecemos por adobar el pollo con machacado de ajos, sal y perejil, se pincha por toda piel con un palillo (profundizando dos o tres centímetros en la carne) y se rocía con aceite de oliva virgen.
Para el relleno usamos el cuscus, que cocemos al vapor con las pasas, y mezclado con los dientes de ajo y los garbanzos (si es posible que hayan sobrado de algún cocido, o en último caso, de los que vienen en bote).
Cuando se vea que los granos ya están inflados, se añade la mantequilla que se derrite por el propio cuscus, y se remueve bien todo para que se impregne de grasa.
Con este cuscus se rellena el interior del pollo desde orificio caudal (el del cuello debe estar cosido con cuerda de bramante).
Una vez bien relleno, se cose a su vez este orificio, y con el mismo cordel se atan las patas entre sí y pegadas al cuerpo.
En la bandeja del horno (a ser posible una rustidera antiadherente) vertemos un poco de aceite (para embadurnar bien el fondo), y ponemos sin mas el pollo.
En un cazo metálico, vertemos agua, añadimos las especias, y metemos en el fondo del horno, directamente sobre el fondo para que durante la cocción hierva y llene este de vapores aromáticos.
Se puede enriquecer la receta llenando el fondo de la bandeja con dos o tres cebollas picadas y un vaso de vino blanco, con lo que lograremos una deliciosa salsa con que rociar el pollo en la mesa, pero ya es salirnos un poco de la ortodoxia.
Se mete el pollo a asar con el termostato a unos 150º, y así deja hacer sin mas preocupación durante una hora.
Luego se le da la vuelta y se deja asar otra hora, procurando rociar toda piel con el juguillo que habrá ido soltando (si vemos que el fondo está algo quemado, es que el horno está demasiado caliente).
Para comprobar que está listo, se pincha el muslo con una aguja, y si esta sale manchada, se deja cocer otra hora.
Presentación
Tradicionalmente este plato, que como ya he dicho se hace con cordero, se come con los dedos, y así se debe servir entero y cada cual va arrancando tajadas de carne y piel según le apetece, pero como en nuestra cultura queda un poco feo coger el relleno con las manos, pues apliquemos el instrumental, aunque de forma poco agresiva.
El pollo debe llegar entero y bien caliente a la mesa, por ejemplo sobre una fuente de procelana con hortalizas recién hechas a la plancha (calabacín, zanahoria, berenjena, etc).
Con un cuchillo de hoja gruesa, se separan los muslos y antemuslos (si está bien cocido se sueltan solos), se sacan las pechugas que se trocean sobre la marcha, y con una tijera trinchera (de cocina), se cortan las costillas, sacando con el esternón la parte aerea del caparazón (que se echa a la basura), dejando a la vista todo el relleno compactado por la presión de su habitáculo, pero que se según vaya cada comensal cogiéndolo a cucharadas, se irá desmenuzando como por arte de magia.
Así pues debe seguirse la costumbre de cucharada y paso atrás
Estando en familia o con amigos, a veces es realmente divertido comer como lo hacían nuestros ancestros.
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