Albóndigas de pollo, para la dieta
Publicado en el diario Diario El Comercio, año 1998. En ese mismo número aparacía el artículo La Dieta de las Albóndigas que explica la motivación de la receta.
INGREDIENTES (4 personas)
1 Pollo de corral (2,500 Kg ya limpio)
3 Puerros
1 Cebolla
3 Zanahorias
1 Patata
3 ramas de apio verde
100grs de guisantes congelados
¡Espadas abajo, galenos! Líbreme Dios de meterme a consejero dietético, esto es una simple interpretación libre del régimen que mi querido doctor Ángel Álvarez, con toda alevosía y premeditación médica, me ha impuesto para los próximos meses. Así que no hay intromisión.
El mensaje simplemente consiste en hacer técnicamente viables para una estructura doméstica, esos menús dietéticos diseñados por alguién que nunca ha tenido que prepararlos. Nada más (vean las motivaciones de este invento pinchando la dieta de las albóndigas y albóndigas para hacer dieta).
Esta receta tiene un contenido de unas 2.000 Kcal., y un peso final de unos 3 kilos de masa, lo que nos proporciona unas 100 albóndigas de 30grs. de peso, del cual 2/3 es de pollo (parte queda en el caldo).
Si la ingesta recomendada es de 100 gramos de pollo, pues en cada comida podemos consumir 4/5 albóndigas, que acompañadas de verdura, pata o arroz, es toda una señora comida, y con menos de 250Kcal (aunque la dietética moderna asegura que prescinde del cálculo calorías, al final todos las cuentan).
La receta
En una olla ponemos todos los ingredientes de cualquier manera (lavados y partidos, claro), cubrimos de sobra con agua, y, si no tenemos restricción de sal, pues aderezamos al gusto.
Si hay problemas de hipertensión, en vez de sal podemos, aliñar con zumo de limón y salsa de soja, que apenas tiene sodio, y levantan el sabor.
Se puede perfumar con estragón, va muy bien con el pollo y no tiene incompatibilidades.
Se lleva a ebullición, y se deja cocer lentamente durante media hora, y luego reposar hasta enfriar (una vez fría, se puede retirar la grasa que flota ya que procede de la piel del pollo y es colesterol puro).
Sacamos los ingredientes sólidos y colamos el caldo (está de morirse, y con unos fideos, hace una sopa exquisita de primer plato).
Escogemos la carne magra, sin piel, huesos ni tendones, y la picamos finamente (a cuchillo o picadora, según el estado de ánimo, pero no en Thermomix, la odio).
Las verduras se trocean y se pican del mismo modo, (deben estar bien escurridas para no aportar exceso de líquido que dificultaría el amaso de las albóndigas).
En un bol, batimos dos huevos crudos, y añadimos el picadillo de pollo, el puré de hortalizas, removemos bien, y hacemos las pelotitas. Conviene dejarlas reposar unas horas en la nevera, de un día para otro mejor, para que compacten mejor y no se desmenucen al cocer.
Como no se pueden rebozar en harina para freír (arruinaríamos todo el régimen), pues para cuajarlas (el huevo hace de aglutinante) se pueden hornear y ya quedan listas para congelar (tampoco hay que ser tan rígido, pero bueno).
Para l@s cociner@s más virtuos@s, lo más recomendable, aunque algo arriesgado, es cocerlas en el propio caldo. Cogen más sabor.
Variaciones de la receta
Esta misma receta se puede hacer cambiando el pollo por ternera, cordero, merluza, salmón, etc., de esta forma tendremos en el congelador una buena provisión de platos listos para seguir el plan que el sádico de nuestro dietista nos indique.
Si tenemos dificultad para compactar las albóndigas, podemos poner la carne en crudo, de ese modo resultan más firmes.
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