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Nuevas Guías

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Nuevas Guías

Publicado en la revista planetAVino Nº 49, Junio/Julio 2013.

Hace un par de años tocamos el asunto de los foros internáuticos para denunciar como se estaban haciendo negocios oscuros a costa de unos cuantos miles de cretinos que trabajaban gratis a cambio de colgarse el cartel de “Críticos libres y honestos de vinos y gastronomía”.

Hoy volvemos con la burra al trigo porque una de esas generosas empresas que ponen su tecnología a disposición de la sociedad para que los críticos corruptos, o sea, los profesionales, queden ninguneados y sean los consumidores quienes se conviertan en jueces y verdugos, se ha vendido por la minucia de trescientos millones de dólares.
Una ganga (creo que el Sr. Proensa debería fundar una de esas ONG sin ánimo de lucro para bien y regocijo de sus colaboradores). Previamente había sido denunciada ante los tribunales ingleses por la principal asociación de hoteles de UK por prácticas ilícitas, algo que en ese país puede acabar con sus huesos en la cárcel.
¿Qué ha ocurrido para que un servidor de ustedes se meta en este berenjenal? Pues muy sencillo, que quería pasar unos días en Sintra con mi moza y nos fiamos de esas informaciones, así que reservamos alojamiento en la Quinta do Scoto, nada menos que el Winner traveler’s choice 2013, Tripadvisor, y claro, en el pecado estuvo la penitencia.
Las críticas eran de tal calibre que hablaban de “palacete, quinta de ensueño, finca fabulosa, ubicación buenísima, desayuno exquisito...”. Hasta hay una que dice: “Vivir como la antigua nobleza portuguesa, con una actualización exquisita”
La realidad fue una granja vieja, que no antigua, en un arrabal ferroviario de un barrio dormitorio de Lisboa (estación Mira-Sintra), a media hora de Sintra (2 peajes), entre casuchas y naves abandonadas, poco menos que un poblado de chabolas. La “fabulosa finca de ensueño” era un miserable terreno con tres gallinas, el “palacete” una casucha destartalada, “la casa fantástica”, un barracón de dos plantas como los de la posguerra. Como detalle anecdótico, una de esas “súper crítico” comenta: “Otra cosa interesante es que no hablan español, con lo cual, tienes la ocasión de practicar tu inglés”. ¡Qué huevos!
La llegada fue rocambolesca porque, tras dos horas de dar vueltas por pueblos inhóspitos, un buen samaritano nos condujo con su furgoneta donde, según sus palabras, sin GPS, era “impossível obter”. Nos abrió el portón una señora que lo primero que nos dijo fue que era inglesa y que no hablaba una palabra de portugués, así que de español, francés o italiano, ni preguntar. La habitación olía tanto a moho que, a pesar de esforzarnos en airearla sin parar, tres días después de salir de allí tuvimos que lavar toda la ropa porque el olor se había incrustado hasta en mi respirador. La ducha funcionó solo un día y a rociones, así que hubo que lavarse como los gatos. El desayuno, con fiambre cuartelero y zumo de frasco, no pasaba de admisible, así que deduzco que la “crítico”, no debió haber probado en su vida civil otro que el del Cola-Cao con galletas María.
Podría seguir con el panegírico del siniestro lugar, pero el objetivo del artículo es otro que ridiculizar a esos esperpénticos “críticos honestos”.
Esa supuesta crítica se fechó en octubre de 2012 y desde entonces no hay ninguna entrada ¿Misterio? No si tenemos en cuenta que mi mujer colgó otra narrando con meticulosa educación la realidad del lugar, y nunca fue publicada. Posteriormente hicimos lo propio varios amigos y yo, y misma conducta. ¿Qué sucede?, ¿no es este un foro de consumidores?, ¿no alardean de que son los clientes quienes conceden esos premios y calificaciones?, ¿por qué solo se publican las críticas que glosan el lugar?, ¿qué chanchullo es este?. La respuesta se encuentra en un pequeño apartado de la web que dice “Tarifa de precios”, eso sí, escondido tras varias pantallas y al que solo se puede acceder poniendo los datos fiscales de tu establecimiento. Acabáramos.
A mí me machacaron las vacaciones de Pascua, pero ¿hasta qué punto no habría que denunciar ante la Justicia estos tejemanejes tal y como hicieron los hosteleros ingleses?.
Hay que tener mucho cuidado con las palabras que se usan porque encima pueden meterte en un lío, pero yo, como usuario, me sentí burlado, chuleado, embaucado, engañado, engatusado, estafado, insultado, manipulado, timado, ultrajado y más cosas que no digo para no montar la bronca.
Después de esto, les aseguro que volveré a confiar en las guías tradicionales, aunque sea la Repsol.
Escrito por el (actualizado: 25/02/2014)