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El Precio del éxito.

 

Publicado en la revista PlanetaVino nº22, sección: El Toque del Quera
 

 Hace unos días, cuando le concedieron el Premio Príncipe de Asturias a nuestro hercúleo niño prodigio del tenis mundial, Rafa Nadal, me pregunté porque no seguirían el ejemplo nuestros bodegueros y hosteleros, porque parece que en estas profesiones, alcanzar un puesto de gloria, lejos de un compromiso, equivale a obtener Patente de Corso para desenvainar el alfanje y desvalijar a sus pacíficos clientes.

 Nadalín, que cuando le ponen un micrófono en la boca se ruboriza como una ursulina en celo y habla con una afección más megapija que Butragueño, al día siguiente de ser clasificado primero del mundo, vapuleó a un australiano y gano la medalla de oro olímpica, de allí se fue al U.S. Open y arrasó, y cuando le concedieron el premio más importante de nuestro país, lo celebró dando una paliza a un argentino que todavía tiene que dormir con oxígeno.
Lo mismito que nuestros bodegueros.

Recuerdo que, por problemas que ya cité en esta página, hace siete años castigué al galáctico Pago de Carraovejas, como ya lo hiciera antes con Pesquera. Vinos que, habiéndome enamorado en su día, al subir al podio adoptaron políticas de empresa tan poco deseables que hasta sus calidades se resintieron (si les dijese las ofertas que está sacando Pesquera para la hostelería, alucinarían, y eso que hasta pretendió vender sus vinos por cupo, como Vega Sicilia).

Uno de los ejemplos más claros lo venimos observando con los distintos vinos del grupo Matarromera. Cuando le dije al Tirano que había sacado un vino extraordinario, el Rento, El Amo me dijo: “Ya, dale dos vendimias”. Menudo ojo,  dos cosechas más de éxito y ya estaba en el mismo paquete del dos por uno.

Eso sí, papel gastan más que los partidos políticos en periodo electoral. Me preguntaba mi mujer: “¿No podéis pedir a las bodegas que dejen de enviaros publicidad?”

¡Ja!

La pobre no conoce, afortunadamente, a ciertos ególatras que crean y financian todo un Departamento de Comunicación y Marketing (ya salió el nombre de la Bestia), con el único propósito de verse una vez más en un papel couché, aunque sea de su propia revista, celebrando la compra de una nueva bodega o de una medalla, cenando con el presidente de la D.O. (generalmente en nómina), o visitando sus instalaciones con el consejero de turno, quién, como no, alabó y felicitó al anfitrión por la inversión de varios millones de euros y la generación de dos nuevos puestos de trabajo.

Mi querida Mariquilla ¿tú crees que a alguien así se le puede tan siquiera comentar que el despilfarro en papel, no solo es antiecológico, sino perjudicial para su imagen porque ya estamos más hartos de fantasmas que cuando estrenaron Ghostbusters?

Y como esta es una revista de vinos, no hablo de los cocineritos, que cuando se contagian de “estrellitis”, sufren un proceso cerebral parecido a la meningitis. Pobres.

P.D.: Ya de paso hago referencia a Internet, porque aunque no gasten papel, menos mal, pero es que dan una brasa… Cuando quieran que publiquemos sus “Notas prensa” (premios, ferias, jornadas, ofertas  y otras masturbaciones mentales de carácter espurio), es mejor que lo envíen a ciertas publicaciones que viven de eso, cobrando, claro, porque aquí y en mi web, es gratis y solo salen si tienen interés real. 

Escrito por el (actualizado: 01/01/2016)