Feliz Navidad
Simpático se presenta el invierno, con el barril de petróleo cerca de los 100$, otra subida de la cesta de la compra del 30% (aunque los divinos de la estadística demuestren que el IPC está en el 4% anual), cuarta subida de las hipotecas en lo que va de año y la Milá ganando audiencia con el Gran Hermano.
La verdad es que me pregunto sino hubiera sido mejor que me apuntillasen cuando me dio el infartazo en septiembre, porque esto se presenta más crudo de lo que auguraba el alegrías del Rappel, y eso que estamos en el año del Cerdo, así que el 2008, que es el de la Rata, me parece que vamos a tener que recurrir a alguna ayuda humanitaria de esas que salen todos los días en los noticiarios de la tele.
Menos mal que estamos en Navidad (este año ya empezó a mediados de octubre) y que la euforia del consumo de masas hará que los españolitos le zurren a sus tarjetas de crédito hasta dejarlas hechas harapos. Total, que pague el banco.
- No hombre, si ya lo veo en cada Telediario y me dan mucha pena, pero qué le vamos a hacer. No creo que porque se me atragante el pavo vayamos a solucionar nada.
- Qué asco me da usted ¡Capitalista, consumidor, egoísta! ¿Sabe usted que si estas Navidades los españoles dejásemos de consumir compulsivamente y enviásemos ese dinero a Guinea, podrían alimentarse todos sus niños durante un año? ¿No se le atraganta ya el pavo escuchando esto?
- Bueno hombre, pero me parece peor saber que si el dictador Teodoro Obiang, destinase solo una cuarta parte del dinero que roba a sus súbditos, a crear infraestructuras en su país, Guinea podía ser un país tan desarrollado como España, porque sus ingresos por petróleo lo han convertido en uno de los más ricos del mundo. Y otro tanto sucede con Chad, Camerún, etc. De modo que lo que sí se me atraganta, es toda esa hipocresía de ONGs y fundaciones que piden limosnas para dar comida a niños desvalidos, cuando la mitad de ese dinero hay que entregarlo a la policía corrupta de esas dictaduras que lo que quieren es mantener un feudalismo, aunque mueran de hambre y miseria millones de inocentes, porque un país en desarrollo es más difícil de manejar, mientras que un rebaño de moribundos, se pueden hacinar en un campo de concentración hasta que se pudran. Y sí, se me atraganta el pavo cuando veo como las multinacionales y los gobiernos democráticos del primer mundo, pagan miles de millones de dólares a esos dictadores por su petróleo, y luego dan unas subvenciones a las ONGs, como hacían en tiempos de Franco aquellas señoras forradas de visones a la salida de misa, por pura comedia, porque no creo que lograsen calmar sus conciencias sabiendo que no estaban si no fomentando la mendicidad y la delincuencia. Y ahora ¿Me permite usted que siga hablando del pavo o le parece que organicemos un golpe de estado en todos los países petroleros del tercer mundo?
Yo no podré disfrutar de esos menús tan ricos que proponemos en la sección de Cocina al vino porque mi cardiólogo y el director de mi banco no me lo permiten, pero creo que todos los integrantes de esta revista podremos cenar muy felices esta Nochebuena, sobre todo con las conciencias muy tranquilas, porque, mal o bien, lo hemos hecho con honradez acrisolada y toda la dignidad que nos permite la profesión.
Y seguro que nuestros lectores también, así que felices fiestas.