Premios de Hostelería
En la vecina comunidad Asturiana, se acaban de entregar los premios de hostelería, una importante acción promocional que no solamente sirve para reconocer el trabajo de unos buenos profesionales, si no también para dar una imagen exterior de calidad y reconocimiento de la administración hacia un sector que es, o al menos debiera ser, el principal motor del turismo en toda la vertiente cantábrica.
Claro está que este tipo de acciones no suelen partir de la propia administración y han de ser las instituciones empresariales las que obliguen a los político a hacer algo más que pelearse públicamente para justificar sus poltronas.
En este caso la Asociación de hostelería de Asturias ha sido quien otra vez más ha dado la nota de eficacia, respeto y seriedad hacia el sector y sus asociados al conseguir tan importante certamen ya que fue su presidente, Rafael Secades, quién logró hace algunos años que se instituyesen estos premios con cargo a la dirección regional de turismo del Principado.
Un premio a la mejor empresa, que este año ha caído muy cerca de Lugo, en Luarca, al restaurante Casa Consuelo, otro al trabajador, a una gran cocinera, Angeles Quirós de Casa Gerardo de Prendes, otro al Museo de Anclas Philippe Cousteau de Llanes, al Ayuntamiento de Cangas de Onis por su labor de promoción turística, etc. y con premios tan sabrosos como las 600.000.-pts que le han entregado al restaurante ganador.
Claro que las actividades de esta asociación son continuas y a cual mejor, como la creación de una selección de locales que cuidan particularmente la gastronomía autóctona a los que distinguen con una imagen corporativa propia que lucen mediante una soberbia placa de fundición en cobre e incluyen en un cuidado libro de distribución gratuita; y les aseguro que en la comunidad vecina no está la economía como para andarse con florituras ni la administración para regalar las cosas.
Pero es que precisamente cuando vienen las vacas flacas, es cuando hay que aguzar el ingenio y promocionar lo poco o mucho que aun queda por salvar, y en Galicia parece ser que la administración solo se acuerda de la hostelería para recaudar impuestos con los que pagar las facturas de otros sectores.
Claro que si las organizaciones profesionales se limitan a promover rencillas entre sus asociados en vez de espolear a los responsables de la Xunta para obtener de ellos las ayudas promocionales necesarias, pues miel sobre ojuelas: ¡que más quieren los políticos que estar libres de compromisos!
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