Agosto ¡Al asalto!
Se acercan días duros para los amantes de la Buena Mesa, porque hasta en las más recónditas regiones de gastronomía modélica, como es Asturias, en estas fechas se cometen atrocidades dignas de ser descritas por autores sádicos como Henning Mankel (a mí, líbreme Dios de tan amargos tragos).
Nadie que conozca nuestras exquisitas costumbres, se puede imaginar lo que sucede en nuestros comedores durante el mes de agosto.
Dice la Dra. Lidia Sala de la Universitat de Barcelona: "El hombre es un animal de costumbres, y no puede cambiar de la noche a la mañana, ni como receptor ni como emisor. Debe producirse, por fuerza, una etapa de transición en la que coexistan el término nuevo y los antiguos. Dicha etapa finaliza cuando se produce la eliminación efectiva del término alternante, cuando se relega éste a ciertos contextos o cuando, en contra de lo que se pretendía, se acepta su continuidad dentro de la nomenclatura."
¿Podría alguien explicarme en qué punto evolutivo nos encontramos?
Familias, que sin duda en su vida civil son personas decentes, en estos días son capaces de engullir, incluso con deleite, bazofias inefables que, en circunstancias normales, no admitirían ni en el rancho de la mili.
Elegantes parejas que en cualquier otro mes pondrían el grito en el cielo si los chipirones que les sirviesen no fueran de potera, en estos trágicos días tragan sin protestar cefalópodos congelados refritos en aceite de palma enranciado.
Hasta algunos conocidos gastrónomos, al menos de los de pluma, se ponen las botas con parrilladas de marisco que huelen a petrolero mauritano desde la puerta (por si alguien no lo sabe, en el Cantábrico no hay langostinos ni gambas, y en agosto, solo se pueden coger llampares (lapas), así que imagínense de donde salen las parrilladas).
Hacer el agosto supone para los taberneros mucho más que llenarse los bolsillos o que incluso que destripar las carteras de los turistas, hacer el agosto es un acto de supervivencia para los rancheros de costa.
Yo, que conozco la hostelería desde este lado de la barra, pero también desde el otro (incluso desde encima y hasta alguna que otra vez, desde abajo), sé como funciona la estrategia de defensa ante el inminente asedio. Cualquier error podría ser tan fatal como lo fuera hace ocho siglos aquella maldita puerta que se abrió en Bezier permitiendo a los cruzados de Inocencio III pasara a cuchillo a todos los habitantes de aquel hermoso pueblín.
No estar prevenidos ante semejante avalancha podría suponer un desastre similar al de Pearl Harbour en que los japos machacaron a los yankis hasta los empastes porque sus pilotos estaban pelando la pava en la playa con sus macizas enfermeras (la verdad es que la Kate Beckinsale no estaba para menos). Sin embargo miren como acabó lo de Bahía de Cochinos. El Gallego Fernández, que por cierto es asturiano, se atrincheró bien y cuando desembarcaron los gringos, les dió para el pelo y eso que eran diez contra uno.
Bien, pues aquí ya estamos dispuestos para defender nuestro maravilloso Cabaret* contra las tropas del arzobispo Arnaud Amaury. Por cierto ¿ha pedido perdón el Vaticano por haber asesinado a cientos de miles de inocentes, cristianos para más coña, en aquel salvaje genocidio que grotescamente bautizaron como Cruzada Albigense? Creo que no.
Siguiendo el ejemplo de Carcasonne (hoy me dado por el Languedoc, quizás vaya en septiembre a comer un Cassoulet, aunque no creo que pueda acercarse al que preparo yo con judías verdinas ), los valientes rancheros hacen acopio de mercancías, llenando de prefabricados y congelados hasta la cunita del bebé, que tendrá que pasar el asedio colgado en una hamaca por encima de cajas y cajas de snakcs con sabor a barbacoa (es por si se cae, para que lo haga en blando y rebote, porque si la ponen sobre los barriles de cerveza, como pierda el equilibrio, no lo encuentran hasta septiembre). Aún así es fácil que queden sin víveres y la situación sería trágica, porque el patrón no puede abandonar su fortaleza para conseguir provisiones so pena de que los ribaldos se coman hasta las bombillas en un momento de descuido.
Las puertas de Pajares han caído y la caballería del conde Simón de Montfort cabalga imparable hacia las plazas de Llanes, Ribadesella, Luarca, Tapia y Castropol.
Pero aquí no habrá un Trencavel para hacerle frente, jugaremos como Saddam Husein: que entren hasta la cocina, que se harten, que ya lo pagarán caro.
Mientras, los más ladinos, escabullidos entre los riscos de La Montaña Negra, defenderemos nuestro Joy, porque puede hacerse, y sino miren nuestra sección de Cocina de Verano (aprovechen que este año todavía es gratis, el que viene estará en PDF, pero pagando).
Mi querida esposa, mi Dama Grial, acaba de hacer un Rollo de Bonito que estoy poniendo el teclado lleno de babas (ya sé que es una guarrada, pero ¡es que huele!)
El aperitivo de la portada, El bonito de Pepe , coñas aparte, es un escándalo de rico que está, fácil de preparar, molón frente a las visitas, de larga conservación, barato y encima, sanísimo.
¿Qué les voy a decir de los Gazpachos uno de los más brillantes inventos de la Humanidad.
¿Y de ensaladas?, porque en Recetas de Ensaladas hay una diferente cada día, pero hasta noviembre y hasta verán como en mi libro Cocina de Verano, hay deliciosas recetas de carne y pescado (¿Qué me dicen de un Rosbif templadito a la vuelta de la playa, o de una Dorada a la sal para esa cena en que nos apetece ponernos de tiros largos en la terraza?)
¿Porqué renunciar a todas estas delicias? ¿Porqué recurrir a la violencia para conseguir una mesa en ese apestoso chiringuito al que en nuestro sano juicio no iríamos ni cobrando?
Lo siento, yo no puedo responder por otros, solo cantar al Fin' Amor como el trovador Raymond de Miraval, porque hasta en los tiempos más crueles, como lo es el mes de agosto, con un poco de malicia y sabiduría, se puede rememorar el Joy, la alegría de vivir, La Buena Mesa.
Cabaret*: Aún a riesgo de resultar pedante, quiero hacer un apunte sobre el nombre de esta plaza. Su etimología procede de Cab d’Aret, Cabeza de Carnero, o sea, Ariete (hoy, ese conjunto de ruinas se llama Lestours y fue uno de los lugares más célebres de la Edad Media francesa por la absurda crueldad con que sus asaltantes masacraron a toda la población durante la persecución contra los cátaros). Este castillo era famoso porque allí vivía la Reina Loba, Etienne de Pennautier, una mujer de extraordinaria belleza y que cultivaba el Fins Amor, un culto a la hermosura en todas sus facetas hasta llegar al Joy, el sentimiento sensual más esplendido. De ahí procede la idea del actual Cabaret, un lugar donde las mujeres ofrecen a los hombres todo tipo de diversiones como culto a la Buena Vida, música, baile, humor, comida, bebida, etc. Lo de las putas vino después.