Patatas panadera en cazuela
Existen tantas variantes de esta receta que sería imposible enumerarlas, porque solo en Francia (las famosas Pommes de terre à la boulangère), he encontrado más de una docena.
Súmenle la heterodoxia española y el AOVE, y ya tenemos montado un circo (hasta en Francia está usando ya AOVE, incluso en cazuela, sin horno, como hace el Chef Damien). Incluso he visto una burda copia de las patatas Hasselback suecas, de la mano del chef suizo Stéphane Décotterd, claro.
La historia viene del siglo XIX, cuando Parmentier consiguió introducir este tubérculo en la dieta doméstica francesa, y el nombre, era porque se hacían en el horno de la tahona, generalmente por la mano de la panadera que, aprovechando el calor residual, una vez cocido el pan, ella y sus amigas cocinaban en él, un lujo para la época ya que no había hornos domésticos.
En esta ocasión vamos a seguir la receta del Chef Damien, escritor de varios libros y propietario de un canal de cocina en Tou Tube llamado 750g.
El motivo ya lo esbocé antes, primero usa AOVE en vez de mantequilla, lo que hace el plato más ligero y saludable, y en segundo, que se guisa en cazuela sobre el fuego, lo que supone un ahorro de electricidad y limpieza, aunque no de tiempo, porque han de hacerse a fuego muy lento para que no se doren, ni las patatas ni la cebolla, como pueden ver en la foto.
La receta
Pelamos la cebolla, la picamos en lonchas y la pochamos en AOVE, con cuidado de que no se dore. Separamos en dos montones las láminas pochadas y, con una mitad, hacemos una cama en una olla de hierro esmaltado que previamente habremos enaceitado generosamente con AOVE.
Pelamos las patatas y las cortamos en láminas de unos 2/3 mm. Hacemos dos mitades y una de ellas la repartimos sobre la cebolla. Es importante prensar todo con las manos. Espolvoreamos otro pellizco de sal y ponemos la segunda capa de cebolla confitada. Otra pizca de sal y otra capa de patatas. Prensamos de nuevo, regamos con el caldo y llevamos al fuego con la olla tapada.
Debe hacerse a fuego mínimo, si acaso medio bajo (depende de los reguladores de la cocina.
Al cabo de media hora pinchamos para ver si están hechas las patatas y, si están duras, dejamos que sigan haciéndose hasta que la cata entre y salga limpiamente.
El vino
Ya hemos comentado en otras recetas que la guarnición no condiciona el vino, peroo en este caso más, porque pueden poner para acompañar, desde un pescado al horno o a la plancha, hasta un lechazo (en el Asador La Miranda de Llanera las ponen y son una gozada), pasando por asados de jamón al vino, salchichas, o incluso rosbif, aunque los ingleses se echen las manos a la cabeza.