Patatas a lo muy pobre
Recuerdo que mi madre, q.e.p.d., siempre que las muchachas nos hacían unas patatas a lo pobre, se quejaba del tremendo gasto de aceite “No sé qué pobres serán esos que pueden gastarse media botella de aceite en hacerse unas patatas”. Y tenía razón, claro, así que hoy voy a hacer unas a lo pobre, pero pobre de verdad, casi de solemnidad, porque las voy a hacer cocidas en una ollita en su propio agua de vegetación, y con un aceite de ajitos y cebolla, casi a modo de aliño.
Elaboración
La broma consiste en seguir los pasos de unas patatas a lo pobre, o sea, pelar las patatas, cortarlas en rodajas, echarles sal y pimienta, pero en vez de llevarlas a una sartén donde nos vamos a volver locos para freírlas todas a la vez, vamos a meterlas en una ollita que cierre bien. Se unta previamente con un chorrito de AOVE, se meten las patatas y se ponen a fuego moderado, tapas y con un peso encima para que haga presión.
Mientras, en una sartén, vamos a rehogar los ajos picados, luego se añade la cebolla cortada en aros y, cuando esté lista, se espolvorea con el pimentón.
Volcamos esta ajada sobre las patatas, revolvemos bien, y volvemos a tapar. Conviene echarles un ojo a la media hora, pero no hacerlo continuamente porque se escapa el vapor. Cuando estén blanditas, ya se pueden servir, pero también podemos tostarlas un poco en una sartén grande, incluso echarles unas tiritas de bacon o jamón salteadas o pimiento verde frito. Conviene revisar el punto de sal.