Historia de la polenta
Hará veinte años, cuando vio por primera vez la luz el libro “Notas de cocina de Leonardo da Vinci”, me chocó la anécdota de que, para la boda de su mecenas, Ludovico Sforza con DªBeatriz de Este, el gran Leonardo preparase un palacio de polenta en el centro de Milán, de 60m de diámetro, donde entrarían los invitados a celebrar el ágape (no llegó a probarse porque la noche anterior, las ratas lo destrozaron). ¿Cómo era posible que en 1498 (fecha de la boda), ya se preparase polenta en Milán de forma industrial, si el maíz no se consumió en ese país hasta mediados del siglo XVII?
Como algunos opinaban que dicho libro era apócrifo, mientras otros argumentaban que procedía del Codex Romanoff, pues ahí quedó, sobre todo porque nunca había probado dicho plato que se antojaba como unas repugnantes gachas. Hasta ahora, claro, en que me he vuelto su más rendido admirador, y me parece de respeto, bucear en su historia.
En realidad esta se preparaba ya en la antigua Grecia donde se preparaba con harina de cebada.
Luego pasó a Roma donde llegó a ser el principal alimento de las legiones, preparado con trigo, por eso se llamó pullmentum, y de allí pullenta (La flor de la harina de trigo era llamada pullen).
En la receta Polenta concia o taragna doy buena información sobre los tres tipos de polenta que se consumen en Italia y sus variaciones, como la concia o taragna, que es la que siempre preparo es una variación de la llamada amarilla o gialla,