Arroz Basmati con garbanzos
Reconozco que llevo una temporadita dándoles una paliza insoportable con los dichosos arroces fritos (pueden ver la retahíla en Arroces), pero es que cuando les coges el truco y el gusto, son un complemento tan sano y delicioso para infinidad de platos, que da pena prescindir de ellos, y cada día me se sale uno nuevo.
En esta ocasión lo he colgado en la sección de Guarniciones porque no es un arroz para comer a pelo, aunque desde luego ya quisieran los pobres bengalíes poder regalarse cada día con buen tazón de esta golosina.
El arroz Basmati ya es de por sí un lujo en la India, de hecho Basmati quiere decir algo así como "reina de las fragancias", aunque quizá los que nos lleguen a Europa no tengan nada que ver con aquellos que se cultivan en las faldas del Himalaya y dejan reposar varios años antes de descascarillar y comercializar.
El caso es que mi chica había preparado un Tajine de pollo con aceitunas (Djej Emshmel) y en el libro aconsejaba acompañarlo con un arroz con frutos secos y garbanzos, típico marroquí, y como ahora me ha caído el sanbenito de arrocero de la casa, pues diseñé este, que por cierto fue un acierto.
La receta
Para cocer el arroz la mejor forma es ponerlo directamente un cacito con un puñadín de sal y su mismo volumen de agua, en este caso un vaso. Se pone a cocer y, cuando empieza a hacerlo a borbotones, hay estar encima porque en un par de minutos se habrá consumido el agua y hay que apagarlo y dejar reposar unos minutos (si nos gusta muy al dente, se debe volcar en un bol para evaporar el agua de los granos que estaban en el fondo).
En una sartén grande rehogamos con un poco de AOVE los garbanzos con las almendras y las pasas, incorporamos el arroz, espolvoreamos las especias frescas recién picadas, removemos bien y ya tenemos nuestro Basmati con garbanzos listo para acompañar mil platos de corte hindú, mediterráneo, africano, o de Oriente Medio.