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Tartar de atún con apio y tofu

Tartar de atún rojo, con apio y tofu
 
Tartar de atún rojo, con apio y tofu
Tartar de atún rojo, con apio y tofu

Septiembre 2009

INGREDIENTES (4 personas) 

½ kilo de atún rojo muy fresco
1 rama de apio verde

200grs. de tofu.

1 limón

Salsa de soja

Salsa teriyaki

Wasabi

Jengibre fresco

No piensen que me he vuelto más loco de lo que ya estaba, ni que me pilló un terremoto mientras hacía la foto, lo que sucede es que me acordé de unas jornadas de intercambios culturales que organizó la Escuela de Hostelería de Gijón, en las que unas señoras vinieron de Japón para enseñarnos como era la cocina doméstica de su país, y me río yo de las migas manchegas, porque aquellos platos parecían bandejas de desbrasado de una boda siciliana.

Cuando terminó su actuación, el profesor de corte de sashimi, el maestro Nomura, me explicó que las decoraciones que acostumbramos a ver en Europa, solo se hacen en los restaurantes, que es donde se preparan los sushis, yakitoris, sukiyakis, etc., porque en las casas, se come todo revuelto y sin el menor protocolo estético.
Esta receta fue caótica desde el principio, porque había comprado una bandeja de atún y, cuando la abrí, comprobé que los trozos no eran suficientemente voluminosos para hacer tataki, así que decidí comérmelos en tartar, pero como estaban tan enteritos, pues en vez de picarlos, los corté en cubos. O sea, “ni chicha ni limoná”.
Cuando eché mano del puerro para hacer el Yakumi, vi que no había ni uno en la nevera, así que opté por poner un poco de apio y virutas de piel de limón, como agente aromatizante.
Luego me pasé tres pueblos con el aliño, porque eché demasiado wasabi y un quintal de jengibre fresco rallado, con lo que mi ex mujer, cuando probó el tartar, casi me dio con él en la cabeza por lo que picaba. Y encima sin gohan ni spasara, porque fue una ventolera que medió así como así, antes de cenar.
Al día siguiente, al hacer la foto, tenía un aspecto tan lamentable que se me ocurrió adornarlo con unos daditos de tofu, y el resultado fue aún más patético, así que lo revolví todo y, cuando vi el abominable aspecto, me acordé de aquellas amas de casa japonesas, tan eficientes como desaliñadas, y me dije “Tate, esto es un tartar doméstico”. Y así quedó, por cierto, delicioso, porque el apio transmitió su aroma a todo el pescado y el tofu suavizó el exceso de aliño. Hasta mi ex mujer volvió a quererme ese día, bueno, un poco.

La receta  

Una vez más he contado toda la receta en la presentación. No tengo perdón de Dios.
¡Ah! Se me olvidaba, también le añadí un chorrito de salsa teriyaki, que es algo dulce y suaviza mucho (no confundir con la receta del Teriyaki, como suelen hacer los cocineritos modernillos, que es una técnica de asado y lacado de carnes y pescados).
Resumiendo: Cortamos el atún en daditos del tamaño de tales de poker, el apio picadito y de la piel del limón, sacamos virutas que luego a su vez picamos.
Rallamos el jengibre en un bol y lo batimos con la salsa de soja y el wasabi.
Añadimos el atún y removemos bien.
Si lo vamos a comer ya, probamos y corregimos con más wasabi si pica poco, y con teriyaki si nos pasamos. El tofu se pone al momento y se remueve muy poco, apenas para que se manche un poco de salsa, porque se desmenuza con nada, y entonces sí que parecería comida para perros.

Maridaje 

Como en todos los tartares de atún, recomiendo un vino blanco muy perfumado, porque el sabor de la salsa requiere templar la boca que queda algo irritada.
Aunque no creo que encuentren este plato en ningún restaurante japonés, por lo menos voy a recomendar un vino muy fácil de encontrar, el Terras Gauda, aunque en los restaurantes orientales todavía no han entendido que sus clientes saben de vinos y deberían tener una oferta algo decente.
Escrito por el (actualizado: 06/04/2014)