Acuicultura en Galicia
Desde que el hombre tiene uso de razón, una de sus mayores preocupaciones ha sido el procurarse alimentos frescos sin tener que depender de los caprichos de la madre naturaleza y de este modo nacieron la agricultura y la ganadería.
De esta forma animales salvajes pasaron a ser domésticos y plantas silvestres fueron adaptadas a las necesidades del consumo familiar, algo realmente cómodo y práctico ya que no era necesario invocar a los dioses para que intercediesen en la suerte de la caza y en vez de comer incierto jabalí, pues siempre había un sonrosado puerco en el cubil.
Pero parece ser que como todo cambia, ahora los avances del hombre en la dificil tarea de aclimatar animales a las necesidades de consumo se considera como un agravio a las buenas costumbres y así se menosprecian algunos logros de vital importancia para la nutrición moderna que han conseguido cristalizar los modernos científicos.
El primer mito en caer fue el pollo, animal emblemático e imprescindible en toda mesa de postín hasta los años cincuenta, pasó a ser alimento de pobres y hoy día apenas si se atreve algún restaurador a presentarlo en una carta decente.
La misma suerte llevaron las codiciadas truchas que antaño fueran plato imprescindible de cualquier banquete que se preciase de tal y cuando la acuicultura hizo que su precio fuese asequible a las economías burguesas, estas despreciaron el delicado pescado quedando relegado a la más ínfima condición.
Ultimamente les ha tocado el turno a los salmones y pronto serán los rodaballos los que abandonen las grandes cartas para servirse en los cuarteles, pero yo que me precio de ser un buen "gourmet" y que por suerte o por desgracia he tenido la ocasión de degustar estas delicias en estado salvaje desde mi más tierna infancia, considero que tales logros de la acuicultura están muy logrados.
Y me pregunto: ¿como es posible que algunos de esos pseudo gastrónomos de pacotilla que desprecian un sabroso salmónido solo porque su precio ha bajado, aduciendo pomposamente que si no es de río no lo prueba, pueden encontrar la diferencia entre uno y otro si cuando no existían estos criaderos apenas si los habían visto alguna vez en el escaparate de alguna pescadería de la capital?
Señores seamos serios, que al pan, pan y al vino, vino; ya sabemos que donde esté un salmón del Eo, que se quite uno noruego, pero me gustaría a mi ver a esos entendidos nuevos ricos ante una cata ciega de ambos productos, aunque fuesen cocinados solo a la plancha.
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