España crispada
España crispada
Publicado en la revista planetAVino Nº 47, Febrero/Marzo 2013
Al principio era una sensación, un pálpito, una paranoia, ahora es una evidencia palpable: estos señores que nos gobiernan tienen como principal intención crispar los ánimos de los españoles, aunque no sé con qué fin.
Llegará un día en que se analice lo que están haciendo, porque no cabe duda de que tras todas estas medidas hay un hijo del Dr. Mengele especializado en psicología de masas diseñando estrategias y analizando los comportamientos reactivos de los españolitos.
Hay que reconocer que son buenos, diabólicamente buenos, porque hace tan solo tres años, ya en plena crisis, quién más quién menos reivindicaba mayor salario, reducción de jornada y muchos más servicios públicos gratuitos de los que podía consumir, mientras que al inicio de este incierto año, todos aquellos levantiscos están agazapados, dando gracias al cielo por conservar su puesto de trabajo, en el que le han subido las horas y disminuido el sueldo, además de tener que pagar hasta para que venga una ambulancia a recogerte para hacer diálisis.
Lo que sigo sin entender es lo de la crispación. ¿Para qué sirve? El historiador Manuel Tuñón de Lara defendía la tesis de que la derecha había creado un ambiente insostenible que justificase la contrarrevolución antes de que se produjese la revolución.
Es cierto que hay algunos fachas que ya no beben cava catalán ni comen queso Idiazábal, pero eso es pecata minuta, lo que me resulta absurdo e indignante es que, los unos por los otros, día a día, vemos como se acrecienta el odio entre catalanes y españoles (para mí es una entelequia, pero bueno, así lo dicen ellos), entre seguidores de izquierdas y derechas (con lo difícil que resulta ya poner la barrera), entre aficionados a Ronaldo y Messi, incluso entre defensores del pote y de la fabada (eso ya sí que tiene enjundia). Hasta en los foros de gastronomía la gente se tira a la yugular sin saber muy bien qué es lo que les ha ofendido (a mí casi me linchan por decir que el cerdo Pío negro vasco no debía ser nada especial, me tacharon de xenófobo, homófobo, racista y hasta ibérico. ¡Terrible!).
Según nos contaba el Tirano Proensa en el anterior número, parece ser que en las altas esferas del vino también vuelan cuchillos; el presidente de la Federación Española del Vino, el Boss Solís, como dice él, tiene las ideas tan claras como el Sr. Rato cuando se hizo cargo de Bankia, o sea, que los de arriba se van a llevar una rica tajada aunque el resto de los implicados, en este caso los bodegueros de calidad, se queden con el culo al aire y pidiendo bálsamo Bebé.
¿Revolución?. Yo llevo escuchando eso de que estamos como en el 36 desde que el almirante saltó al patio de las monjas, pero descuiden, los españoles solamente se han levantado cuando lo han ordenado los curas desde los púlpitos, y como ya solo van a misa los jubilados, pues no hay miedo.
La peña está disfrutando de lo lindo, MR sonriendo a las cámaras con su cara de pánfilo, Wert organizando la catequesis para la educación pública, De Guindos inventando nuevos palabros para marear la perdiz, Ana Mato dando ricino a los médicos y Montoro maquinando nuevas estrategias para que sus colegas puedan evadir impuestos y los curritos paguemos los platos rotos. Una risa, pero ¿Para qué sirve toda esta crispación?.
Si los carpetovetónicos solo quieren queso manchego y Valdepeñas con gaseosa, y los merengues aplauden las groserías de sus portugueses, pues mira, que con su pan se lo coman, como si los culés deciden solo alimentarse de butifarras, pero que desde la Administración jueguen a meter cizaña entre la ciudadanía, eso ya es nauseabundo.
Como si no tuviésemos bastante con aguantar las cagadas de la señora Fernández (de Kirchner) y su guerra contra los vinos españoles.