Cambio de planes
He de reconocer que yo fui uno de esos muchos parias que pensamos que esto de la crisis era una movida de los bancos y que, tal y como sucedió en Francia y Estados Unidos, cuando, con el beneplácito de todo el pueblo, les pasasen la cuchilla a unos cuantos especuladores, la cosa no llegaría a mayores.
Aquí no les dieron matarile, sino varios miles de millones de euros, y claro, en vez de estar ya mirando aquel episodio como una anécdota, lo que estamos es viendo que el temporal que se avecina, va a dejar en chubasco al Katerina.
Alemania se ha cansado de pagar nuestros platos rotos y ha cantado aquello de “Se acabó la diversión”, aunque Zapatero sigue soltando pasta a los sindicatos para que no le monten bronca y pueda repetir mandato, pero al resto de los currantes, sí que nos está apretando las clavijas, tanto que ya empiezan a aparecer grietas en el diapasón, y eso es peligroso, porque como este casque, adiós guitarra y finita la comedia.
Pero aquí no hablamos de política sino de vinos y en este campo también hay jaleo, más del que a simple vista se oye por la calle, porque a los que estamos con la cabeza dentro de las barricas, nos llega el rumor de los tambores de guerra.
Al principio fueron las bodegas de los ladrilleros las que empezaron a desestabilizar el mercado regalando una caja a cambio de comprar otra, el llamado dos por uno, o sea, el 50% de descuento.
Después llegó el cuento de las subastas, supuestas partidas que se habían embargado y que se vendían en B a precio de ganga. Incluso bodegas enteras que se ofrecían por debajo de su costo inmobiliario porque no sabían qué hacer con su vino y los inversores se negaban a sufragar más perdidas.
Hasta ahí todo bien, porque esto era como el país de Jauja, en que hasta el más tonto montaba una bodega y se ponía ciego de millones, mientras que los críticos nos mirábamos atónitos preguntándonos de donde saldría tanto pardillo dispuesto a pagar 50€ por un vinillo peleón, sin más gracia que la nota de prensa que decía que era el preferido de Mar Flores o de Butragueño.
Eso tenía que acabar, y la limpieza será positiva a medio plazo, pero ahora se presenta otro panorama, y es que en un momento en que España había logrado un impresionante abanico de vinos, con mil tipos diferentes y calidades realmente excepcionales, resulta que el mercado está tan enfermo, que hasta los buenos, los que no hicieron filigranas ni golferías, están viendo como sus grandes vinos se llenan de polvo en los almacenes, y ya sabemos de varias bodegas que en esta cosecha del 2010, van a meter las uvas de sus mejores pagos, no en los vinos de autor, reserva, etc., sino en los crianzas o hasta en los jóvenes con algo de roble, pero eso es lo que se vende y la bodega no puede aumentar su inmovilizado.
Hay suicidas que están pasando del mercado nacional y dedicando todo su esfuerzo a la exportación, pero deberían analizar como está Jerez por haber entrado en ese peligroso juego. Ya veremos la cara que se les pone cuando el Gobierno diga que se acabaron las ayudas a la exportación, y eso será antes de Navidad.
Por el contrario hay bodegas que hace tiempo cogieron su trantrán, y así van, sin ruido y sin carreras, pero sacando cada día más producción, incluso muchos de ellos, mejorando la calidad, con lo que sus seguidores, se van fidelizando más y más, y por tanto su saco comercial van engordando poquito a poquito.
Las reglas del juego han cambiado y aunque a nadie le guste tener que arrimar el hombro por menos jornal del que se llevaba rascándose la barriga, lo cierto es que debemos saber donde estamos, y que los nuevos milmillonarios rusos y chinos, son tan horteras como los de Texas o Kuwait, o sea, que van a seguir pidiendo Château Petrus, Lafitte o Margaux, para tomarlos con Seven Up para que esté más rico, pero uno del Penedés, por muy caro que sea, dicen que para el gato.
Los snobs españoles que se gastaban tres mil euros en la vinoteca de moda para epatar a sus amigos con las novedades del dominical del país, ahora están vendiendo sus acciones del Golf La Moraleja a mitad de precio para poder pagar el seguro del BMW y se han pasado al agua del grifo, que dicen que es muy sana.
Y la tormenta va para largo, así que será mejor hacer cambio de planes, apuntar a los consumidores de toda la vida, los que saben encontrar buenos vinos por menos de 10€. Hay que hacer estos cada vez mejor, enriqueciéndolos con aquellas famosas viñas viejas y devolver la confianza a los prescriptores de opinión honestos, los que hemos estado en nuestro sitio, los que tenemos credibilidad aunque no montemos ferias y saraos multitudinarios con los que estrujar a las bodegas vanidosas.