Pimientos de piquillo
En realidad no es una receta, sino un simple consejo, ya que si bien estos pimientos tienen suficiente calidad como para poder comerlos según salen de la lata, si sofreímos un poco de ajo aplastado y en él dejamos que los pimientos se hagan muy lentamente, su sabor se va a concentrar y van a caramelizarse algunas partes, surgiendo ese característico sabor dulce que los hace sublimes.
Hay quién les pone azúcar, pero eso es un truco asesino y ridículo, porque la gracia está en ese proceso de caramelización que técnicamente se llama reacción de Maillard y en el que no interviene para nada el azúcar.
La receta
La receta consiste en colocar los pimientos en una sartén, procurando que queden totalmente extendidos. De esta forma y con el fuego medio, se dejan recocer un cuarto de hora. Luego se les va dando la vuelta uno a uno y comprobaremos que la cara que tocaba el metal estará ligeramente tostada, y en eso consiste la gracia.
Hay que coger el punto para que no se queden como carbonillos, pero sí ligeramente tostados.