Langostinos en salsa de ostras
Noviembre 2018.
INGREDIENTES para 4 personas
A 24 langostinos pequeños
· 2 chalotas
· 2 dientes de ajo
· 1 puerro
· Salsa de soja
· Un puñadito de anacardos recién fritos y ligeramente pasados por el mortero
· 4 cucharadas grandes de leche de coco
· 2 cucharadas de salsa de ostras
· 1 trocito de jengibre fresco
Este plato es típico vietnamita.
Con más de 3.500Km de costa, grandes lagunas marinas y regiones agrícolas como el delta del río Mekon y el golfo de Tonkin, es lógico que en su cocina abunden platos de pescado y marisco, sobre todo estos crustáceos.
La proximidad con su vecina China, hace que algunas preparaciones hayan cruzado la frontera, como la salsa de ostras y de pescados, que añaden a guisos y sopas como saborizantes.
Está mal que yo lo diga, pero este plato resultó ser deslumbrante, digno de mi cuadro de honor, y que mi mujer, que es la critico más acérrima de mi cocina, quedó impactada: “Pepín, esto es una locura, de sabores, aromas, contraste, armonía… Si es así como comen en Vietnam, tendremos que ir a hacer un cursillo a Hanói. En fin, de momento nos limitaremos a lo que pueda hacer un servidor en Mieres.
Elaboración
En una ollita antiadherente, ponemos un fondillo de aceite de oliva, añadimos el jengibre y los ajitos picados, y las chalotas y el puerro, cortados finito. Debe hacerse a fuego lento hasta que esté todo bien blandito, pero sin que llegue a coger color.
Regamos con un chorrito de salsa de soja y, después de remover, ponemos la leche de coco, los anacardos y la salsa de ostras. Removemos y dejamos cocer dos minutos.
Pelamos los langostinos, estrujando las cabezas sobre la salsa preparada, e introducimos las colas peladas. Con el calor ya se harán, pero el punto debe estar al gusto de cada uno.
Les aseguro que un sabor mucho más intenso y a la vez delicado, de lo que nos podamos imaginar.
Maridaje
Con este perfil de plato, hay que recurrir a vinos jóvenes y afrutados, lo primero porque es lo que más le va, y segundo, para no tapar esa riqueza de sabores.
La duda está entre si elegir un rosado o un lanco, aunque a mí me parece más evidente escoger el segundo, por ejemplo, un delicado vino de Albariño, bien fresquito.