Solomillo a la mirandesa
No queridos paisanos asturianos, no, no vayáis buscando esta delicia al concejo de Miranda, ni siquiera al Llagaron de Belmonte, porque allí nadie prepara este solomillo ya que se trata de un plato portugués, de Miranda de Duero, junto a la frontera española, en la región de Trás os montes, en el distrito de Bragança.
Yo lo probé en un delicioso restaurante llamado Solar bragançano, una verdadera pocholada a la que merece la pena ir aunque haya que atravesar una diabólica carretera que atraviesa los montes del parque natural de Montesinho y los de Sanabria, que también se las traen.
De hecho esta receta no es sino un reconocimiento a ese comedor porque el plato en sí no tiene mayor misterio, salvo eso sí, ese peculiar sabor que identifica a la cocina portuguesa tradicional y que a mi me salió de chiripa al preparar una lubina, que obviamente bauticé como Lubina a la portuguesa.
Sin duda lo más complicado de hacer en casa sean las guarniciones, porque son sencillas, pero llevan mucho tiempo (digo “complicado de hacer en casa” porque ellos ponen estos ingredientes en casi todos los platos, de modo que es servir y sacar, pero en casa hay que hacerlas solo para nosotros).
La receta
En realidad ya he dicho que no es más que un solomillo a la plancha al que, al servir, rocían con un ajito muy finamente picado y ligeramente pasado por aceite caliente, lo justo para matarle el sabor agresivo pero sin perder ese toque vegetal que vira al tostarse. Un toque aromático muy simpático y recomendable, aunque tampoco merece el distintivo de llevar apellido.
Lo rico es servirlo como en la foto, es decir, con unas patatitas francesas cocidas e igualmente rociadas con este aceite de ajitos, unas espinacas simplemente hervidas y salteadas, una col cocida y un arroz Basmati rehogado con láminas de zanahoria.
Es una cocina simple pero sana y sabrosa, con la diferencia de la nuestra que aquí se pone mucha verdura y se perfuma todo con un aceite de oliva muy intenso y el ajo apenas pasado por aceite caliente.
Un vino para cada plato
Una de mis más gratas sorpresas fue encontrar vinos tan deliciosos como el Valle Pradinhos, un deslumbrante tinto del 2007, del pueblo Macedo de Cavaleiros, en la región de Trás-os-Montes elaborado con uvas Touriga Nacional, Cabernet Sauvignon y Tinta Amarela. Desgraciadamente no lo he encontrado en España y por tanto no lo puedo citar en mi web. Pero bueno, no vamos a llorar por vinos, así que vamos con un tinto de Cigales, el Vinea, el nuevo vino de Bodegas Museum que está triunfando incluso en plazas tan duras como Asturias, toda una garantía, y con este tipo de carnes va como un guante.