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Solomillo de ibérico a la siciliana

Solomillo de ibérico a la siciliana
 
Solomillo de ibérico a la siciliana
Solomillo de ibérico a la siciliana

Mieres a 8 de Febrro de 2019

INGREDIENTES 

2 solomillos de cerdo ibérico
Aceitunas, ajo, alcaparras, anchoas, y orégano.
AOVE, pimienta y sal

La riqueza y variedad de cocina que ofrece Italia solo es comparable a la francesa, y eso que en España no andamos cojos, pero estos dos están fuera de concurso.
¿Motivos? Para empezar, Roma es la base de las culturas occidentales, por lo que es de cajón que vayan por delante. La otra es que Italia no se formó hasta el siglo XIX, hasta entonces eran condados, señoríos, etc., independientes o dependientes de terceros países, como es el caso de Nápoles y Sicilia, que pertenecía a la corona española, y que mantenían fielmente sus costumbres, entre ellas, la cocina. Así pues, nada que tiene que ver la gastronomía septentrional de la zona alpina, que pertenecía a Austria, con la meridional de Sicilia (pueden verlo con más detalle en Regiones gastronómicas de Italia. ) En España tuvimos dos loterías, los árabes y el descubrimiento de América, pero fue como si llevas a Venecia a un paisano, pero le pones una venda en los ojos, porque en este país teníamos una venda negra llamada clero, que satanizaba todo lo que sonase a hedonista así que como si no.  
Hoy vamos al extremo Sur, la isla de Sicilia, un lugar pintoresco y con mucha personalidad, donde se prepara este aliño que usamos hoy, un picadillo de aceitunas, ajo, alcaparras, anchoas, orégano y AOVE.
Sirve lo mismo para un roto que para un descosido, porque suele usarse para las hortalizas, la pasta y el pescado, que es lo que más se consume, pero verán que con la carne funciona de miedo.


Elaboración 
En España tenemos una joya que no hay en ningún otro país del mundo, ni en Italia, el cerdo ibérico. No solo se distingue por su perfumado sabor, sino porque puede comerse casi crudo, como ven en la foto, mientras que el blanco debe cocerse bien porque, de lo contrario, resulta indigesto. ¿Tan importante es eso? Pues sí, porque la carne estará más tierna, y encima nos permite hacerla a la plancha, tostada por fuera y jugosa por dentro.
Para el aderezo, podemos machacar todo en mortero, triturarlo en picadora o picarlo fino a cuchillo, que es lo más latoso, pero fue lo que yo hice, y me equivoqué. En picadora hubiera quedado más fino y se hubiera pegado mejor.
Si se deja toda la noche con el adobo, lo cogerá mejor, si no es posible, pues todo lo que se pueda, al menos una hora.
Lo pasamos por una plancha no demasiado fuerte, pero sí alegre, hasta que se tueste por fuera. Al ser gorditos, por dentro quedarán crudos, que es el punto.
En esta ocasión, y por premuras, lo serví acompañado de una sencilla ensalada de tomate con AOVE y sal, pero estaba muy rica. Quizá con unos ñoqui a la napolitana hubieran estado mejor, pero se hace lo que se puede.

 

Maridaje
Yo siempre recomiendo el cerdo con vino blanco, pero este parece más ternera que cerdo, de modo que me parece uno más oportuno un tinto, pero joven con roble, como el Campustauru, de la D.O. Ribera del Duero, Jean Leon Ecológico, D.O. Penedés, La Moristel del Pirineo, D.O. Somontano, Diorama, D.O. Terra Alta, Raíz de Guzmán, D.O. Ribera del Duero, Peñamonte, D.O. Toro o Scala Dei, D.O.Q. Priorat, Tarragona

 

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