Sesos al brandy
Publicado en el diario Diario El Comercio, año 1998.
INGREDIENTES
1 sesada de ternera
2 puerros
2 zanahorias
6 echalotas
1 cucharada de azúcar moreno
vinagre de Jerez
1 vasito de brandy Torres 5
1 cucharada de mantequilla
Lo más facil hubiera sido repetir la receta de los frixuelos flameados del día siete de febrero de 1997, o la de los rellenos del 16 de enero del corriente, cambiando sencillamente el brandy de sidra por el de Jerez, pero me parece más honesto remitirles a ellas, y quien se atreva, que me siga.
La receta
Es importante desangrar bien los sesos, para ello se ponen en agua con hielo, y se dejan así una noche en la nevera.
Luego deben blanquearse, para lo cual haremos un caldo con un litro de agua, dos puerros picados, dos zanahorias, una cucharada de pimienta negra en grano y otra de harina. Cuando empiece a hervir, se meten dentro los sesos y se apaga el fuego, dejando reposar unos quince minutos.
Luego se sacan y se dejan escurrir (si se quieren conservar de un día para otro, una vez fríos, se vuelven a meter en el caldo y aguantan un par de días. Pero da mucho asco verlos flotar en la nevera. Parece la despensa de Frankenstein).
Para la salsa ponemos en una sartén las echalotas cortadas a confitar en un fondillo de aceite de oliva.
Cuando empiecen a tomar color, rociamos con una cucharada de azúcar moreno (caña), removemos energicamente y cuando veamos que empieza a hacerse una melaza, rociamos con vinagre de Jerez. Saldrá una nube de vapor muy picante para la nariz, es el ácido acético y debemos evitar respirarlo, pero tampoco pasa nada si nos lo tragamos.
Cuando ya deje de salir ese olor picante, añadimos el vaso de brandy.
Conviene que cuando empiece a hervir, le metamos fuego, así el alcohol se desaparecerá antes, pero tambien se puede dejar reducir hasta que deje de oler.
Llegados a este punto la salsa está casi lista, solo falta añadir una nuez de mantequilla, batirla en frío, y salpimentarla, pero he aquí algo que no se puede describir: el punto de gusto. ¿Más o meno sal, un toque de limón para limitar el dulzor, pimienta para levantar el picante.
Ahí entra el toque del chef.
Seguimos.
Los sesos se cortan en rebanadas de un centímetro de grosor, y se disponen sobre una parrilla de mano. Esta a su vez se lleva a unas brasas de sarmientos al rojo (es importante el aroma del fuego), y basta con que se marquen por un solo lado, el que se presentará a la vista. Se colocan sobre platos bien calientes, y se rocían con la reducción de brandy.
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