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Salmonetes con caponata

Salmonetes con caponata
 
Salmonetes con caponata

Diciembre 2011

INGREDIENTES (4 personas) 

4 salmonetes de a medio kilo
2 patatas grandes
1 cebolla
5 dientes de ajo
1 lata de caponata
comino y orégano

 

 

En el Cantábrico tenemos sin duda los mejores salmonetes del mundo, y eso que yo soy de aquí, pero no sé porqué tengo asociado este pescado a los aromas mediterráneos, de hecho como más sabroso lo encuentro es al ajillo, que es como lo hacía mi madre en su restaurante, una receta de claro corte meridional.

Así fue como se me ocurrió mezclar estos platos, aunque si les soy sincero, la verdad es que había comprado estos dos tiburones que ven en la foto y, como me daba miedo hacerlos al horno, pues abrí una lata de este pisto siciliano y lo mezclé con unas patatas a lo pobre, idea que he de confesar que resultó brillante.

La caponata suele comerse fría, casi como un picoteo antes de la comida o como parte de esos mezzés de que tanto he hablado y que fueron la forma de comer en todo el área mediterránea durante siglos.

Hay mil variantes, como sucede con todos los pistos (pueden ver Pisto de calabacín,  Pisto medieval , Ratatouille ), pero siempre se debe partir de un juego entre la berenjena, el tomate, la cebolla, las aceitunas, el vinagre y las alcaparras. También es muy frecuente ponerle apio, pero yo me limito a abrir una lata y listo, porque si las berenjenas supiesen a tal, y lo  mismo el resto de hortalizas, pues entonces sí que me tomaría el trabajo de prepararla, pero como todas saben a phorexpan, pues... 

La receta 

Empiezo por las patatas con caponata, porque el pez se hace solo (pueden ver algo más en Salmonetes a la plancha).

En una sartén grande, ponemos a freír las patatas cortadas en rodajas gruesas, junto con la cebolla y los ajos. Al principio debe freírse tapado, o sea, confitarse, para que no se queme y las patatas queden blanditas.

Como conviene darle un par de vueltas para que se haga todo por igual, pues en cada apertura se evapora bastante agua y al final quedan en su punto.

Una vez así, volcamos el bote de caponata y removemos todo.

Esta vez hice los salmonetes a la plancha a fuego medio, porque eran enormes y tenía miedo de que quedasen demasiado crudos (a mí me gustan poco hechos, en ese punto que la carne se desprende con dificultad del hueso, pero sin quedar trozos completamente crudos).

Luego los puse en la bandeja de horno que ven en la foto, con las patatas y la caponata al lado, y lo metí a 180ºC durante esos cinco o diez minutos que se tarda en sentarse a la mesa.

Estar estaban riquísimos, pero yo creo que ese golpe de horno sobraba, porque podía haber vertido el juguillo de la plancha sobre las patatas y hubieran quedado igual de ricas, de lujuria, porque si el salmonete estaba rico, las patatas estaban de muerte (aunque en la foto tengan un aspecto repulsivo, les juro por mi pluma Faber-Castell, que estaban de muerte).

 Este es un plato de sabores fuertes, pero aún así yo creo que los vinos blancos gallegos tienen unos perfumes que distorsionan demasiado el pescado, incluso uno como este que es como un camión cargado de sabores. Hace mucho que no les hablo del Fransola y el otro día que comí con él y con unos amigos, me pareció que estaba menos florido que hace años, más serio y mucho en concordancia con los pescados que degustamos. Esta me parece una buena elección.

Escrito por el (actualizado: 07/12/2013)