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Carmelo Rodero crianza

 

Bodega:  Rodero
DO:  Ribera del Duero
Uvas:  95% Tinto fino, 5% Cabernet Sauvignon
Crianza:  15 meses en roble francés y americano y un año de botellero
P.V.P.:  15 €
www.bodegasrodero.com

 

Extracto del libro La Bodega en casa y sus maridajes, del que pueden ver más pinchando en +

Un ribera renovado 

En esta ocasión estamos en otra de las grandes zonas vinícolas de La Ribera, Pedrosa de Duero, un altiplano de la provincia de Burgos, con un clima riguroso que fuerza los ciclos vegetativos de las viñas hasta sus últimos extremos, logrando vinos con grandes concentraciones aromáticas y de mucho cuerpo.

Esta bodega, relativamente joven ya que tiene poco más de veinte años, tuvo algunos bandazos que afectaron a los consumidores, aunque hay que decir que las calidades siempre fueron excelentes, pero ya se sabe, el bodeguero hace el vino y luego viene una larga serie de intermediarios que pueden meter palitos en las ruedas de la bici y arruinar una brillante carrera. Esta etapa ha sido superada y la llegada de su hija Bea, enólogo y excelente relaciones pública, augura un brillante futuro a esta casa familiar.

Creo que este es el primer vino del que se responsabiliza directamente Beatriz Rodero y si es así, pues enhorabuena, porque hay nuevos aires, toques nuevos muy elegantes y en una línea que nos dejaron clara los jóvenes enólogos en una concentración que se hizo en Asturias, en el hotel Halcón Palace de Cofiño, y donde nos dejaron asombrados de la sobriedad de sus gustos.

En este vino domina la uva, con ese poder que le imprime un terruño tan peculiar. Luego ya salen los aromas de la crianza, un proceso curioso porque habitualmente en nariz lo primero que observamos es la madera. En este caso está tan bien integrada, que queda como el marco de un cuadro, en segundo término, pero palpable, porque en boca salen sabores de regaliz y torrefacto, que lo hacen más carnoso y a la vez sedoso.

Con qué disfrutar de este vino 

Cecina de Asturias Casa Milia

Desde luego que no es este un vino para chatear ni hacer picoteos, sino para tomárselo muy en serio, al menos para los pobres parias para quienes 15€ siguen siendo 2.500 pelas, lo que pasa es que tenía un poco de cecina de Felechosa (Casa Milia) y, después de la cata, aproveché la ocasión y el vino me supo a gloria.

Hay que decir que es una cecina muy especial, porque está muy poco ahumada y ligeramente tierna ya que Lolo busca que se aprecie la calidad de la carne de sus xatos que pastan en los valles de alta montaña, nada que ver con esas fumatas leonesas.

Ese día la comida fue bastante ecléctica, lo que nos permitió probar el vino con platos tan dispares como un pisto, un besugo al horno y hasta un estofado de ciervo (era un día de comida de sobras), y la verdad es que, salvo la cecina que fue un shock, del resto no sabría con qué funcionó mejor, porque a cada plato cambiaba de registros, pero a cual mejor, de donde solo cabe deducir que es un vino que se pliega a la comida con increíble facilidad, lo que es todo un éxito, porque pocos grandes vinos son tan dúctiles.

Huelga decir que con los quesos castellanos hace excelente pareja, sobre todo si estos se sirven después de la comida, antes o en vez del postre.

Escrito por el (actualizado: 19/02/2015)