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Restaurante Güeyu Mar

 

Playa de Vega
Ribadesella
Asturias
Tel.: 985 86 08 63

Precio medio del menú50
Bodega3 sobre 5
Tiene ParkingPropio
Periodo vacacionalNo cierran
Días de cierreNo

Hace seis años que Abel dejó La Parrilla, ese sitio tan cachondo que cito en todas mis guías porque, además de ser el comedor más anarquista de Asturias, tiene un pescado insuperable.

No sabemos muy bien lo que pasó entre ellos porque ambos exsocios lo guardan en la nevera, junto a los sapinos, pero fue una pena porque mucho  nos reíamos con este cangués de Gamoneu metido a pescateru y que tenía ocurrencias a cual más simpática para cada cliente, aunque este fuese el Principe de Asturias.

Pero Abel ha vuelto, no a la La Parrilla, eso es una etapa pasada, pero sí a la plancha y en un lugar precioso (la verdad es que el otro local estaba en lo más feo del pueblo, frente a la gasolinera), la playa de Vega (ojo, no la Ribadesella), una delicia casi salvaje, entre dunas y con el inmenso Cantábrico a pie de puerta, de donde salen las joyas que Abel y Luisa nos sirven a diario.

No es tan cachondo como el otro (no puedo dejar de poner referencias porque para mí sigue siendo Abel el de La Parrilla), pero a cambio resulta más confortable, muy luminoso y con una hermosa terraza, de las pocas que podemos disfrutar en el Principado.
Al entrar hay un mostrador frigorífico con las piezas disponibles para ese día, lo que haya, aunque desde luego, faltar no falta.

Nosotros pedimos rodaballo, una pieza de siete kilos que luego resultó ser rodaballa y llena de huevas, pobre, pero esta de vicio, todo, la carne, las huevas y hasta la piel.

De entrada picamos un pulpo de pedreru, de los de las peñas de Tereñes, los que separan esta playa de la otra, pedregales llenos de huellas de dinosaurios y de unos pulpos que se zampan los oficios y saben a gloria.

Es importante reseñar su oferta de vinos. Comimos con un blanco de Muga fermentado en barrica que, tanto me gustó, que lo he incluido en mi libro de maridajes como el mejor compañero para un rodaballo salvaje a la plancha.

Eso sí, no esperen regalos. Aquellos días en que nos poníamos ciegos de pescado por cuatro duros, ya pasaron. Lo primero porque ya no hay duros, sino euros, que cuestan 33 veces más, y lo segundo porque el pescado de costa escasea y se paga, incluso en las rulas de Lastres o Ribadesella, así que entrenen bien a su tarjeta de crédito, porque le van a dar una paliza que va a quedar temblando.

Además Abel y Luisa tienen que pagar su nueva casina, que está muy guapa ¡O!

Para llegar abran el mapa pinchando AQUÍ

Escrito por el (actualizado: 06/12/2013)