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¿Intermediarios sinvergüenzas o consumidores necios?

Tomates de Candamo, del huerto de Viri
 
Tomates de Candamo, del huerto de Viri
Junio 2008

La sociedad española está a empezando a despertar del sueño del país de Jauja, unos años desquiciados en que el más tonto hacía relojes, o al menos eso parecía por el nivel de consumo que se lucía, llegando a exponer como problemas de la economía doméstica, los caprichos de los nenes, adolescentes insatisfechos cuya única vía de realización personal parecía ser tener el último modelo de iPod y cien euros en el bolsillo para machacar el fin de semana.

Esta mamarrachada se va a acabar y muchas familias lo van a pasar mal, pero que muy mal, algunas injustamente, otras, muchas, con más razones que Martin Luther King.

En mi pequeño paraíso todavía gozamos de los huevos de las gallinas de Loli, de las patatas que trae la frutera de Raíces y que planta un paisanín de Navia, de los tomates que mi querido hermano Juan Carlos recoge en su huerto de Aldeamayor (este año andan jodidos por el exceso de agua), de los salmonetes que vendieron esta mañana en el mercado de Avilés a 10€/Kg porque entraron muchos en rula, de unas cigalas de tronco que, como mi mujer sale tarde de la consulta, pues Jiménez, el pescadero de Versalles, le puso a 20€/kg por ser las últimas, aunque las pescaran esa misma noche en el caladero de la playona, cinco millas mar adentro del Cabo Peñas. O de la carne de ese xatu culón que mató Monchu el lunes y que, salvo que le pidas el solomillo, puedes hacer con él un delicioso goulash a precio de rancho.

Pero también compramos melocotones de Lleida, naranjas de Valencia o zamburiñas de O Grove, porque en nuestra sección Productos y tiendas de gastronomía, hay una serie de enlaces de venta directa, del productor al consumidor, calidades inexistentes en el mercado convencional y a unos precios que, si se popularizasen más y se provocase competencia, serían de chollo.
¿Como es posible que las señoras de Salinas compren los tomates Raf en el Hipercor a 7,35€, cuando en el mercado de Piedras Blancas están a 2,50€?

Y aquí empieza el lío. 

Yo no vendo tomates, pero sí libros, y les voy a contar el proceso de los intermediarios, o mejor dicho, la verdad de los intermediarios.
Cuando publicaba por cuenta ajena, independientemente de la incompetencia y mala fe de mi editor de Alianza editorial, el señor Cortina (gracias a quién hoy soy un exitoso editor autónomo), como todo escritor que se precie y viva de ello, consideraba a las editoriales como sátrapas que vivían de vampirizar nuestro trabajo. Luego ya me contaron que las distribuidoras eran las culpables porque chupaban el 60% del precio de portada. Hoy ya sé que los distribuidores, que se encargan del almacenaje y la logística, apenas si se llevan un 10%, lo cual es más que razonable, pero es que la librería de El Corte Inglés (versus Continente, Eroski, FNAC, Casa del Libro, etc.), sin asumir el menor riesgo (los libros no se pudren y los deteriorados o no vendidos, se devuelven por la cara), exigen el 50%, o algunos, como Continente, el 60%. Así pues les desgloso el reparto de ingresos:

  • 10% Derechos de autor (el que se deja las neuronas)
  • 15% Impresor, encuadernador (el que tiene que montar una empresa con millones de euros en maquinaria)
  • 15% Editor (el empresario que se juega la pasta pagando maquetadores, correctores, ilustradores, promotores y avalistas para el pago de gastos)
  • 10% Distribuidor (el que paga un almacén informatizado para reposición directa y todos los gastos de reparto, cobro, recogida, etc.)
  • 50% Librero (por dejar que expongamos durante unos días nuestro libro en sus lineales, porque si quieres usar cabecera de góndola, eso se paga aparte).

¿Acojonante, no? 

¿Cómo piensan ustedes que se han de sentir esos agricultores de Murcia que venden sus tomates a 0,50€ y ven como en el súper de la esquina están a 3€?
Y como este año se ha duplicado el precio del combustible y los vendedores finales no renuncian a su 50% de beneficio, pues que se lo coman entre el productor y el transportista, que también se lo curra de lo lindo.
Lo malo es que con estas huelgas, los que sufrimos una vez más somos los españolitos de a pie, porque los camioneros tienen toda la razón, pero, en vez de colapsar las autopistas, podían meter sus trailers en las oficinas de las grandes superficies o en los despachos de La Moncloa, que son quienes deberían haber tomado cartas en el asunto hace mucho tiempo.
Eso sí, al final del año, los bancos y las grandes empresas que cotizan el bolsa, a pesar de la crisis, presumirán de haber obtenido un aumento en sus beneficios, y tendrán la desfachatez de jactarse de haberse embolsado 10.000 millones de euros más.

La verdad es que cada día me sorprende más este sistema eurosocialista. Me imagino que el capitalista ya sería explotarnos a latigazos, porque, contando con lo que los trabajadores, profesionales y pequeños empresarios, pagamos de impuestos, más putadas ya no pueden hacernos.

Pero no importa, el viernes pasado las veinticinco cajas del Hipercor estaban a reventar y, en una encuesta recién publicada, se denuncia que España es el país que menos compra por Internet, a una distancia del 80% del siguiente (hablo de los grandes de la llamada Primera Velocidad).
Siempre se dijo que para que hubiera listos, tenía que haber tontos.
¿Escribo una moraleja, o lo dejamos en que los consumidores españoles somos gilipollas?

Escrito por el (actualizado: 29/03/2014)