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Viña Ardanza

Viña Ardanza
 
Viña Ardanza

Bodega La Rioja Alta
DO:
Rioja
Uvas: 80% Tempranillo, 20% Garnacha
Crianza: Tres años de barrica de roble americano
P.V.P.: 15 €
www.riojaalta.com

Otros vinos de esta bodega:
Gran Reserva 904 y 890
Marqués de Haro
Viña Alberdi
Viña Arana

Extracto del libro COMER CON VINO, Maridajes de la buena mesa española, del que pueden ver más pinchando en más +...

Percebes de Peñas con un gran clásico de Rioja  

Incombustible, decir Viña Ardanza es sinónimo de gran vino de Rioja desde que tengo uso de razón, porque cuando en el restaurante de mis padres alguien pedía una botella, todos se ponían contentos, los camareros por si quedaba un culín en la botella para regalarse al final del servicio, mi padre porque oía sonar la caja y los invitados porque, a tenor del vino, sabían que se iban a poner las botas.

Para mi gusto sigue siendo el numantino que defiende su plaza a pesar de los pesares, y media España, la de los señorones ricachones de toda la vida, sigue siendo fiel a su vino, como la bodega lo es a ellos, con sus aromas de madera americana, todo bouquet.

El plato 

En realidad, lo de recomendar los asturianos, es por llevar la contraria, porque como siempre se dice que son de Corcubión, en señal de máxima calidad, por no aconsejar los de Muxía que está cerca, digo que del Cabo Peñas, como podría decir de Puerto de Vega o de la isla Deva, para dejar claro que los que no valen son los moros.

Como decía Cunqueiro, éstos deben ser fuertes y rechonchos como el pulgar de un carpintero, los larguiruchos, para el pescadero.
El detalle de máxima calidad es que tengan el pie anaranjado, lo que se debe a que al criarse entre mejillones, al abrirlos, salga un pegotón de gelatina de ese color.

MARIDAJE 

La primera vez que escuche semejante locura fue por boca de mi querido colega Nando, el de O Almacén, en Cervo, junto a Sargadelos.
Allí cerca, en los farallones de San Ciprián, están los percebes más ricos que he probado en mi vida, y él, que de comer y hacer queimadas sabe un rato, me dijo: “Como mejor saben los percebes buenos, es con Viña Ardanza”.
Le recomendé ir a un psiquiatra amigo mío, pero al final los probé, y desde entonces no hay otro vino.
Es increíble, porque el vino, que así de mano parece que no apetece, después de un par de percebes, sabe afrutado, casi dulce, con una carnosidad no habitual en este tipo de reservas, pero lo más sorprendente es que, al volver al percebe, sabe más a yodo, más complejo, con aromas nuevos que antes pasaban desapercibidos. Estudiando el fenómeno, comprendí lo que explico en la primera parte sobre el temperamento de los alimentos y la compensación del equilibrio de las sensaciones de boca, pero lo más gracioso es que, comentando esta curiosidad, me enteré que los grandes devoradores de percebes de Finisterre, siempre los comen con vino tinto, y si gana el Depor o toca la lotería, con Viña Ardanza, claro.  
Escrito por el (actualizado: 06/07/2014)