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Primero de Fariña

 
Bodega Fariña
DO: Toro
Uvas: 100% Tinta de Toro
Crianza: No
P.V.P.: 5,50 €
 
Otros vinos de esta bodega:
Colegiata blanco, rosado y tinto
Gran Colegiata Barrica, Crianza, Reserva, Roble Francés y Campús
 

 

Extracto del libro COMER CON VINO, Maridajes de la buena mesa española, del que pueden ver más pinchando en más +... 
Ventrisca fresca de bonito, con el primer vino de año
 
Basado en el marketing de “Le Beaujolais Nouveau est arrivé”, slogan que no sólo cubre todos los escaparates de Francia durante el mes de Noviembre, sino que ya ha inundado medio mundo (el otro medio no bebe), Rafael Fariña, el primer bodeguero que comprendió que en Toro podían hacerse grandes vinos, sacó su Primero, el primer vino que sale al mercado en España, incluso antes que el Beaujolais.
 
Pero, como está elaborado con Tinta de Toro y no con Gamay, la explosión de frutas maduras, sobre todo moras, y la estructura de boca, fresca y alegre pero con cuerpo, nos deslumbran por encima de los florales, aunque también éstos están presentes.

El Plato
En mis restaurantes de Madrid, la ventrisca fue uno de los platos estrella desde su inauguración allá por el año sesenta, pero reconozco que, fuera de Asturias y Euzkadi, éste es un casi desconocido, gracias a Dios, porque con eso y todo, es imposible de conseguir.
En Cádiz, Sanlúcar, Huelva, etc., también se comen, pero de atunes, otra verdadera delicia que no se pueden perder si van a Zahara o Bajo de Guía, pero que no tiene nada que ver con ésta, porque aquéllas pueden pesar diez kilos y son gordas como un brazo, mientras que éstas apenas si dan para dos raciones y son delicadas, sublimes, indescriptibles, porque parecen lascas de gelatina.

MARIDAJE
Esto sí que es todo terreno, porque tiene cuerpo para aguantar lo que le echen, pero a la vez, como no tiene nada de madera, hasta se puede probar con guisos que lleven chorizo o morcilla.
En este caso le hemos reservado una de las joyas de la corona, la ventrisca de bonito, ese desconocido manjar del que sólo disfrutamos los connaiseurs del Cantábrico.
Admite blancos, porque tiene mucha grasa y por tanto notable potencia sápida, pero hicimos la prueba y no tenían ni pizca de gracia, así que probé con este jovencito, una de mis debilidades y que tenía reservado en la retaguardia para un bocado especial, y la fiesta se puso por todo lo alto.
Nada que ver, incluso probé con un tinto crianza y las maderas no aportaban ni un ápice, sólo matices raros.
Este vino es un frutero, de hecho yo prefiero las partidas que se embotellan al final de temporada, hacia el verano, que es cuando entran los bonitos, porque ya se le ha ido el tufo de la fermentación y las frutas aparecen más limpias, más cuajadas. Además debe beberse casi frío, entorno a los 14/15ºC, con lo que gana en astringencia y limpia la boca de grasa, dejando un largo postgusto a frutas negras. Demasiado.
Escrito por el (actualizado: 29/01/2012)