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Vinea

Vinea de Museum
 
Vinea de Museum
Bodega Museum
D.O.: Cigales
Uvas: 100% Tinta del país
Crianza: 12 meses de barrica de roble, 60% americano, 40% francés
PVP: 6,50 €
 

Extracto del libro Un vino para cada pincho, maridajes de la Cocina Canalla.

Cambia el nombre, cambia la imagen, pero la calidad se mantiene.  

Al principio, esta bodega hacía un Museum crianza y un Museum Reserva, ahora el alto de gama sigue siendo el Museum Real, y el crianza pasa a ser Vinea, con un rosado que merece la pena ser tenido en cuenta.

Pero bueno, ya se llame de una u otra forma, lo importante es que aquel proyecto que parecía un sueño hace apenas tres lustros, ya es una realidad de peso que todos los buenos aficionados tienen muy presente a la hora de elegir sus compras.
Es un vino de evidente fruta madura, pero con muchos más matices, como algunos torrefactos, toques balsámicos y en general una crianza que redondea esa fruta profunda y carnosa que produce el altiplano de la Finca Museum. A mí me gusta tomarlo fresquito, sobre los 15ºC que suele haber en bodega, porque se refuerza la acidez y el vino coge más cuerpo a la vez que el alcohol se deja notar menos.

Sepia a la plancha 

Como ya expliqué en el prólogo, el mundo de las tapas es en estos momentos el mejor muestrario de la cocina tradicional española y es raro el local del Levante donde no se ofrece este delicioso bocado, casi siempre acompañado de un picante alioli.
El problema es que la mayoría de las jibias que se comercializan ya vienen manufacturadas, limpias y casi esterilizadas, lo que supone un gran alivio para los cocineros, pero una calamidad para los amantes del sabor. Una sepia viva (se reconocen porque la piel cambia de colores al pasarles el dedo por el lomo), tiene un delicioso sabor dulce, muy parecido al del calamar, pero después de esos tratamientos de blanqueado que hacen a bordo de buques factoría, solo saben al aliño que les ponga el planchero. Aun así es un bocado rico y simpático.

Maridaje 

Lo más lógico sería probar con un vino blanco, pero ese maridaje es tan elemental que preferí ver como se comportaba con los tintos. Para empezar, no todos los blancos hacen buenas migas con los cefalópodos, y menos a la plancha y con ajo, pero sobre todo aquellos que suelen comprar los rancheros de chiringuito, ofertas de brebajes inmundos que arruinarían hasta una sepia viva (y no hablo ya de esos lambruscos de moda). Sabía que el vino debía ser afrutado, pero no un vino del año, porque esa prueba ya la hice y era demasiado agresiva, así que probé con esta Cigales y desde luego me pareció magnífica. La fruta madura amansaba al ajo semicrudo, pero los sabores del bouquet se acoplaban a los tostados de la plancha, con que la carne brotaba más limpia y aromática, a pesar de haber hecho la prueba con una sepia de esas blanqueadas.
Como aquí hablamos de pinchos, no viene a cuento citar el lechazo, pero con este vino está de muerte.
Escrito por el (actualizado: 30/11/2013)