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Viña Meín Barrica

Viña Meín Barrica
 
Viña Meín Barrica
Bodega Viña Meín
 
D.O.: Ribeiro
Uvas: 70% Treixadura, el resto es de Godello, Loureira, Torrontés, Albariño y Lado.
Crianza: Fermentación en barrica y ocho meses de crianza en roble francés.
PVP: 12€

 Extracto del libro Un vino para cada pincho, maridajes de la Cocina Canalla.

Convertido ya en un clásico, este vino fue el pionero de los ribeiros de calidad, algo que nunca pensamos que llegaría a suceder y que en estos momentos no solo es ya una realidad, sino un verdadero punto caliente de la alta enología española.

La uva Torrontés domina, con esos matices herbáceos a madera de boj, pero en este vino hay una complejidad que merece la pena detenerse un momento y catarlo a palo seco, porque es una verdadera fiesta de sabores. Fíjense en el matiz del laurel que aporta la uva Loureira y la piel de manzana de la Albariño.
Es un vino fermentado en barrica y con ocho meses de crianza, por lo que si ven botellas con dos o tres años (más es imposible encontrar), háganse con ellas porque gana mucho, y por supuesto si les sirven en un bar cosechas “pasadas”, no pongan ninguna objeción, será un regalo.

Hígado encebollado  

Es una pena que cada vez encontremos menos esta delicia en nuestros bares, no sé si por desidia de las cocineras que no quieren mancharse las manos, o porque los nuevos comensales, esos niñatos que suspiran por comerse un foie de pato medio crudo, sienten asco cuando escuchan el término castellano.
En Italia, país que respeta sus tradiciones bastante mejor que nosotros, el Figà aea venexiana sigue siendo uno de los grandes platos de Véneto, Lombardía y Piemonte, aunque allí no hay costumbre de tomarlo como tapa, una pena, porque el hígado como mejor sabe es así, compartiendo un plato y pinchando los trocitos con un palillo.
Hay muchas formas de prepararlo, porque en el Norte se hace sin especias ni pimentón, solo con mucha cebolla y ajo, mientras que en Castilla, suele prepararse incluso con pimentón picante (el de la foto es al estilo leonés). De las dos formas está muy rico y este maridaje vale para ambas.

Maridaje 

¿Un vino blanco con el hígado guisado? Pues claro, por supuesto, y si lo dudan, prueben con un tinto reserva verán lo que queda de él al primer bocado.
La verdad es que este es un vino un tanto atípico, porque tiene una estructura tan poderosa que hasta puede acompañar un chuletón de buey a la brasa, pero en preparaciones tan cargadas de sabor, sobre todo si lleva bastante ajo, pimentón y laurel, no tiene rival, es un coloso.
Desde luego estamos hablando de un picoteo bastante especial porque no creo que en las tabernas de la Cava Baja encontremos hígado encebollado ni Viña Meín Barrica, pero yo reivindico las tapas castizas y de calidad, aunque me las tenga que preparar yo mismo.

 

Escrito por el (actualizado: 12/01/2014)