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Caracoles en salsa de ortigas

Caracoles con ortigas
 
Caracoles con ortigas
Caracoles con ortigas

Publicado en gallego en el libro A Cociña do Veran, de la colección Cociña Galega das Estacións, año 1995 y en castellano en 1997 en la colección de bolsillo de Alianza editorial.

INGREDIENTES (4 personas) 

4 docenas de caracoles gigantes o el doble si son silvestres.
25 o 30 tallos de ortigas, recién cogidos y frondosos
1 zanahoria
1cebolla
200grs de mantequilla
1 vaso de vino de albariño
laurel, tomillo, perejil

Resulta increible como la apatía de la vida moderna nos ha alejado de los conocimientos que el hombre recopiló a lo largo de siglos y un ejemplo puede ser esta receta.

Las ortigas han sido utilizadas desde la prehistoria tanto en farmacía, ya que tiene gran cantidad de aplicaciones medicinales, como en la propia cocina, que no es en definitiva si no otra ciencia esotérica más.
Esta receta que parece sorprendente pudo haber sido utilizada perfectamente en todo el Cantábrico en la antigüedad, porque otra cosa no habrá ¡pero ortigas y caracoles!

Puesta en marcha: 

1. Limpieza: Existen muchas formas de limpiar los caracoles, en otoño lo mejor es recogerlos cuando están ya inmoviles encerrados en su caparazón, así no hay riesgo de que su intestino contenga ninguna substacia tóxica y por tanto no hay que purgarlos, simplemente lavarlos con abundante agua salada y si acaso darlos un ligero hervor.
Para los más escrupulosos diré que los caracoles que vienen en bote son también válidos y muy buenos.

2. Se preparan las ortigas para su consumo blanqueándolas en agua hirviendo con bastante sal durante apenas medio minuto y de ahí se pasan a un cazo con agua helada, con cubitos de hielo, para que las hojas queden firmes y verdes, a partir de ese momento ya no resultan urticantes y se pueden comer directamente.

3. Se escurren bien las hojas y se trituran con la mantequilla en la batidora, se salpimienta y se reserva.

4. Preparamos un caldo corto cociendo las verduras y las especias en un litro de agua con un vaso de vino blanco durante media hora; se retiran las verduras sin escurrir y en el caldo se ponen a cocer los caracoles durante un cuarto de hora, después de sacan y escurren.

5. En la batidora se ponen la zanahoria y la cebolla con el caldo que ha escurrido, se incorpora la mantequilla de ortigas y se bate todo hasta que quede en puré fino y homogeneo.

Terminación del plato: 

En unas cazuelitas de barro individuales, se reparten los caracoles y se cubren con el puré de ortigas, acontinuación se recalientan a fuego suave para que la salsa no llegue a hervir y se sirven bien calientes.

Guarniciones: 

No todos los platos tienen que llevar guarnición y en este caso yo no encuentro ninguna indicada para esos sabores, quizás, más como adorno cromático que como guarnición en sí, unas bolitas de zanahoria y nabo cocidos le vayan bien.
También se puede optar por un recurso casi infalible que son las obleas de hojaldre congelado y horneadas sobre la marcha, son decorativas, crujientes, comodas de preparar y van con todo, hasta con las ortigas.

 Vinos recomendados: 

Los caracoles se suelen comer con vino tinto, en este caso la salsa es tan ligera que yo creo que debería acompañarse de una bebida ligera, quizás un Txacolí, una sidra natural o como mucho un blanco de Godello.

Menús sugeridos: 

  • - Caracoles con ortigas
  • - Chuletón al tuétano
  • - Helado de requesón con miel

Caracoles en pisto con jamón

Esta es sin duda la forma mas tradicional de comer los caracoles y es que gracias a su potencial sápido, soportan perfectamente la fuerza de esta salsa.
En una cazuela se hace un sofrito de cebolla, ajo, pimiento, zanahoria, jamón serrano picado y un chorizo en rodajas; cuando toma color, se añade un poco de salsa de tomate natural, un chorrito de brandy, otro de vino blanco y un calabacín troceado, se salpimienta todo y se añaden los caracoles.
Se lleva a ebullición y cuando empieza a hervir se bajael fuego y se dejan a fuego lento media hora, luego se retiran y se dejan reposar al menos cuatro horas.
Para servir se recalienta en la misma cazuela o en cazuelitas de barro individuales.

Caracoles a la plancha

Esta receta es muy habitual en Lérida aunque por su simplicidad debió ser habitual en todas las regiones primitivas donde hubiese estos limacos.
Consiste colocar los caracoles sobre una plancha de hierro y llevarla sobre un fuego.
El espectáculo es mejor que no lo vean los comensales porque resulta bastante repugnante ya que empiezan a soltar tal cantidad de babas que se forma una gigantesca bola de espuma sobre todos ellos.
En ese momento se rocían de sal gorda y cuando la espuma remite, se sirven tal cual acompañados de una salsa alí-olí, resultan sabrosísimos.

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Escrito por el (actualizado: 25/11/2015)