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Bogavante a las brasas

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Bogavante a las brasas
Bogavante a las brasas

Septiembre 2009

INGREDIENTES (4 personas) 

Un bogavante por cabeza, fuego y un poco de maña.

No es fácil cazar langostas, bogavantes, centollos ni crustáceo alguno, porque se requieren ciertas artes de pesca que a su vez denotan inteligencia y pericia, así que, antes de que hombre alguno se regalase con estos manjares, con toda seguridad ya habría inventado el fuego, de lo que, con absoluta certeza antropológica, puedo asegurar que esta fue la receta que usó para merendarse uno de estos bichitos. 

No es que un bogavante crudo no esté delicioso, que sin lo estará (quizás algún día me anime a hacer uno en sashimi), pero el hombre, desde que descubrió el fuego, parece ser que le cogió el gustito a la cocina (véase el artículo La Cocina nos hizo inteligentes), así que, cuando empezó a pescar y sacó su primer bogavante, seguro que lo echó sobre las ascuas. Por cierto que debió de alucinar cuando vio que cambiaba de color, porque es sorprendente ver como pasa de un azul casi negro, al rojo bermellón.

De esta forma se ocurrió la idea de hacer uno a las brasas, y mi sorpresa fue cuando lo probé y me pareció la forma más deliciosa de disfrutar de una pieza de alta calidad.

Bogavante al horno

Es fácilmente comprensible que, al hacerse dentro de sí mismo, la carne conserve todo su sabor y sus jugos, cosa que no sucede cuando se hace tradicionalmente a la plancha, es decir, partido previamente a la mitad, tal y como explico en la receta de Bogavante a la plancha , ya que al partirlo, pierde casi toda su sangre (así también pierde bastante porque la presión interna provoca fisuras por donde esta se escapa, pero menos).

Como yo soy un pobre urbanita que vive en un pisito de V.P.O., pues no dispongo de barbacoa, así que tuve que sustituir las brasas por el grill del horno, pero aún así quedó delicioso. 

La receta 

En realidad no hay mucho que decir, porque la cocina prehistórica era bastante poco sofisticada, es más, me atrevería a decir que absolutamente simple.

Hay dominar el arte del fuego, eso sí, que no es ninguna broma.

Podemos hacer un fuego simple, por ejemplo de sarmientos, que hace brasa de forma casi instantánea. Si no disponemos de este delicioso ingrediente, pues lo haremos de cualquier otra madera, pero hay que tener en cuenta que debemos usar solamente las ascuas, incluso, si estas son grandes, es mejor cubrir el animalito de cenizas y poner después las ascuas ya que estas podría quemar hasta taladrar el caparazón.

El punto se ve fácilmente porque lo indica el color, cuando se pone rojo, es que está listo. Bueno, al menos para mi gusto, porque el marisco me gusta poco hecho. A quién le guste al punto de neumático recauchutado, pues no tiene más que dejarlo allí media hora.

Conviene removerlo para que el fuego no lo queme por un lado y quede crudo por otro. Como es unBogavante atadoa forma muy cachonda de cocinar, pues podemos vacilar con los amigos, metiendo y sacando el bichito en las ascuas.

Ya dije que yo lo preparé en el horno y me tardó unos veinte minutos, no olviden que el aire es un pésimo conductor del calor, pero en brasas, calculo que será casi instantáneo, no más de cinco o seis minutos.

Lo que sí conviene es atarlo a una tabla, porque los bogavantes tienen poco espíritu de San Lorenzo y, en cuanto notan el calor, empiezan a pegar coletazos y, con tal de dar la nota, son capaces de organizar un incendio. En la foto ya ven como se ata, aunque, incluso en el horno, cuando el calor aprieta, la cuerda se quema, pero a esas alturas, el animal ya está muerto y no patalea.

Maridaje 

Ya he comentado que esta receta está indicada para cuando consigamos una pieza recién pescada, o sea, de calidad óptima (a los canadienses, contra más potingues se le echen, mejor, porque son una porquería que sabe a pienso), de modo que hay que escoger un vino que no enmascare los aromas más sutiles.

Este me lo comí con un chardonay que tenía que catar, y la cagué, porque el vino no le acompañaba ni con grilletes.

En la receta de Bogavante a la plancha aconsejaba un tinto, el Milflores, que me funcionó de miedo en aquella ocasión, pero ahora, como la carne no se carameliza, hay que escoger un vino más neutro, menos perfumado, quizás un cava, como el Agustí Torelló Mata Gran Reserva  que recomiendo con los Mejillones a la vinagreta , aunque por bien distintas razones ya que aquí, de lo que se trata es de que los aromas del vino no eclipsen los del marisco, lo que, al ser tan seco, se consigue a la perfección.

 

Escrito por el (actualizado: 06/12/2013)