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Judías verdes con tahíni

Judías verdes con tahíni
 
Judías verdes con tahíni
Judías verdes con tahíni

Septiembre 2008

INGREDIENTES (4 personas) 

1 Kg de Judías verdes bien crujientes
3 dientes de ajo de Astorga
1 cucharada sopera de tahíni
Sal marina, aceite de oliva y pimienta
 

 No sé como puñetas llamar a esta verdura (Phaseolus vulgaris) porque en mi casa siempre se llamaron “Judías verdes”, aunque en mi tierra, Asturias, se les llama Fréjoles o Vainilles, pero en el resto del cantábrico se conocen como Vainas, que está bien, es razonable, por eso lo uso, pero es que en Levante  son bajocas, en Andalucía y Canarias, habichuelas,  en América  porotos verdes, salvo en Argentina, Chile y Uruguay, que son chauchas y en Méjico donde les llaman ejotes.

Le ronca el mambo al nombrecito, total, para una maldita comida de régimen, instrumento de tortura para millones de niños, comida de vacas, que diría mi amigo Proensa.

Pero una vez las probé en Casa Fermín, cortadas en tallarines y muy crujientes, casi crudas, y servidas como guarnición de un Mero en costra de pistachos y me enamoré de ellas.

Hasta hoy que las he preparado con tahín y ya no renunciaré nunca a esta receta, porque es como viajar a las grandes cocinas de Oriente Medio, donde tanto se usa esta pasta (vean Hummus y Moutabal ) que aporta perfumes casi secretos para los no iniciados.

Si no encuentran tahín en su súper, pues cambien de tienda, pero mientras tanto, pueden hacerlo en casa, es muy fácil y sabe mejor que el prefabricado. Extiendan unos buenos puñados de sésamo en la bandeja del horno y tuéstenlos durante diez minutos a 180ºC, procurando removerlos de vez en cuando para que se hagan uniformemente.
Luego se meten en la batidora con un poco de sal, agua (yo le pongo un poco de limón y pimienta, porque suben el sabor, pero no es ortodoxo) y se trituran hasta hacer una pasta (debe quedar como crema, depende de la cantidad de agua). Las semillas desprenden ya bastante aceite, pero se pueden cubrir con un poco añadido (de oliva o de sésamo) para que se conserve por más tiempo, incluso semanas.

Receta 

Pelamos las vainas quitando las puntas y, si tienen hebras laterales, pues también.
Si compramos las francesas, redondas, siendo buenas, son una delicia y no conviene manipular mucho, pero si usamos las planas, yo las corto longitudinalmente, haciendo  tallarines.
Ponemos una olla con abundante agua con sal (no le viene mal un puñadito de bicarbonato, sobre todo si el agua es calcárea) y, cuando esté hirviendo, las metemos.
Preparamos otra olla igualmente con sal y hielo, abundante.
 Normalmente están en cinco minutos, pero puede que incluso menos, hay que coger una y ver si se puede comer sin que quede blanducha, entonces se sacan con la espumadera para escurrir bien, y se pasan al agua helada para que se contraigan y queden más vistosas y crujientes.
 Al momento de comer, ponemos a calentar una sartén con un fondo de aceite y los ajos aplastados, pero no picados, por si alguien los quiere retirar o comer a bocados. Antes de que cojan estos color, se vierten las vainas y se rehogan un par de vueltas, entonces se añade el tahín, se baja el fuego y se salten con cuidado de repartirlo bien. 
Si las ponen dentro de un Mezzé o como guarnición de pescados a la brasa, darán el campanazo.
   Ya sé que la vista resulta bastante poco apetecible porque el tahín se hace grumos, pero en honor al rigor informativo, se las presento tal y como son, sin adornos ni florituras.
Escrito por el (actualizado: 31/08/2015)