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Espinacas a la catalana

Espinacas a la catalana
 
Espinacas a la catalana
Espinacas a la catalana

Febrero 2014

INGREDIENTES 

4 bolsas de espinacas frescas
2 dientes de ajo
50 grs. de piñones españoles mondados
50 grs. de uvas pasas sultanas
Aceite de oliva, sal y pimienta blanca

  

He de reconocer que si de alguna sangre no lleva ni una gota mi familia, esa es la catalana, sin embargo su cocina es la que más me fascina de todas las españolas (tampoco tengo rastro de japonesa y su cocina también me encanta, pero eso ya es más frecuente en nuestro país), aunque en Asturias no puedo apenas disfrutarla.

A pesar de esta lejanía geográfica, en mi restaurante se hacían unas espinacas a la catalana que salían como churros, y yo sigo preparándomelas con cierta frecuencia, aunque no me explico porque hasta hoy no se me ocurrió poner la receta.
Lo más complicado es lavarlas y cocerlas, pero les aseguro que las congeladas ofrecen una calidad insuperable, por lo que no merece la pena meterse en zarzales, porque usando estas, podemos hacer mil recetas en un periquete, como esa golosina de Espinacas a la crema que también servía mi hermano (le privaban y el cocinero las bordaba), o las Borekas de espinacas, un plato sefardí menos conocido, pero igualmente delicioso, para quién guste de estas hojas, claro. Incluso comiéndolas en crudo, como en la receta del Horenso no ohitashi, aconsejo el uso de los congelados, porque su sabor es impecable, aunque eso sí, debemos escoger siempre la mejor marca que encontremos, porque en este mundo también hay calidades y cuando un servidor estaba en la miseria, probó unas que eran como pación. Otra cosa es a pelo, claro, como en la Ensalada de espinacas, que por cierto tengo que rehacer de arriba abajo porque es una birria.
En esta ocasión les propongo una receta diferente y arriesgada, solo para viciosos de las espinacas, como Popeye, porque pongo las espinacas frescas en crudo, para sacar todo el sabor. 

La receta 

Para quién no quiera complicarse la vida, con un paquete de espinacas congeladas se arregla el compromiso, pero como ya venden por todas partes esas hojas listas para comer, pues también resulta cómodo preparar esta receta, aunque sale un poco cara, porque hay que usar una bolsa por cabeza.
Picamos el ajo finito y, en una sartén que pueda coger todas las espinacas, lo salteamos ligeramente junto con los piñones y las uvas pasas. Repito que ponemos todo a la vez y se rehoga un poco, sin que lleguen a coger color los ajos ni los piñones.
A continuación ponemos encima las hojas, un puñadito de sal en escamas y tapamos la sartén, procurando remover de vez en cuando para que no se nos quemen los condimentos. Una vez que empiecen a soltar su agua ya no hay peligro, pero conviene moverlo todo, incluso con una cuchara cuando ya hayan cambiado las hojas de color.
El punto nos lo dará nuestro gusto. No esperen conseguir hojas crujientes porque en apenas cinco minutos de calor se habrán ya vuelto lacias, pero bueno, pueden dejarse un poco más duritas y enteras, o hasta pastosas.
Cuenten con que esta receta mantiene mucho el sabor de la espinaca, ligeramente amargo, con lo que se nota muy bien el contraste con el dulce de las pasas y la carnosidad del piñón. Para quienes no soporten esta fuerza de sabores, hay que blanquearlas ligeramente, o sea, darles un hervor en agua y escurrir bien.

 

Escrito por el (actualizado: 23/02/2014)