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Navidad por todo lo alto.

Roastbeef
 
Roastbeef

Publicado en la revista PlanetaVino Nº 33, Octubre/Noviembre 2010:

Como parece que con esto de la crisis a todo el mundo le ha dado por llorar y no pagar a sus acreedores (algunos ni a los empleados), pues en planetAVino hemos decidido que nos quiten lo bailao, y nos vamos a meter una cena entre pecho y espalda, que no se la salta ni el Rybakov. Luego, cuando llegue la VISA, ya nos reiremos.

Eso sí, como no llegamos a mayordomo y cocinera, pues vamos a procurar no hacer filigranas culinarias, porque sé de uno que acabó cenando tortilla de patatas una Nochebuena, por pasarse listo.
Lo que sí tendremos que molestarnos es en sobornar, o amenazar de muerte (que es lo más efectivo y barato), al pescadero, porque tanto las zamburiñas como los bogavantes, deben estar vivitos y coleando, a ser posible pescados del día anterior (es una inocentada).

Zamburiñas a la plancha.Zamburiñas 

Con la repoblación de este simpático bivalvo, ahora las hay por todas partes, a buen precio y bien vivitas, porque para esta receta han de estar así. Es muy divertido.

Ponemos una plancha al fuego (o una sartén grande), y echamos un puñado de zamburiñas ligeramente lavadas (pueden traer barrillo). Al cabo de unos minutos escucharemos un leve murmullo.

Eso es que comentan entre ellas el calor que hace para estar en diciembre. Hasta que una grita: “¡Ostras, que me abraso!” y abre la concha para salir a tomar el fresco. Entonces la cogemos con dos dedos, y a la fuente con ella, porque como se le han chamuscado los músculos aductores, pues ya no puede volver a esconderse y queda abierta, jugosa, exquisita, erótica.

En la foto verán un liquidillo verdoso. No piensen que es ninguna porquería, se trata de perejil triturado en aceite de oliva, que les da mucha enjundia.

Bogavantes al grillBogavante atado 

Uno de los procesos más desagradables de la cocina marisquera, es partir al medio una langosta o un bogavante vivo. Yo me siento culpable, como un inquisidor o un verdugo medieval, por eso idee este truco. Se ata la pieza a una tablita (vean la foto) y se introduce en el horno a plena potencia. El animalito, que nunca a disfrutado de una sauna, se sorprende, pero como está inmovilizado, pues se aguanta, aunque se va cabreando por momentos hasta el punto de ponerse rojo como un diputado en campaña electoral. De esta forma, cuando ya esté coloradito, se saca del horno se deja enfriar para no quemarnos, y se parte al medio sin el menor aspaviento. De esta forma, los jugos quedan dentro, medio cuajados, en vez de desparramarse por la tabla.

Ahí depende de la calidad de la pieza. Si es un bogavante del Cantábrico, se rocía solo con una pizca de aceite de oliva verde. Si tenemos que conformarnos con uno escocés, pues podemos ponerle un poco de pan rallado, mezclado con Parmesano, pimienta negra y un poco de perejil. Si es Canadiense, lo mejor es regalárselo a algún mendigo para que sufra él el ataque de gota por nosotros.

Una vez así, calentamos el grill a tope, y metemos el bicho apenas unos segundos, solo para que termine de hacerse, porque estará medio crudo, y si acaso, que coja un poco de color tostadito.

Yo lo acompaño con una ensalada de espaghetti aliñados con mahonesa y un picadillo de tomate, zanahoria y pepino (en Japón se llama Spasara).

Roastbeef 

Hay personas que solo con ver este nombre ya salivan, y otras a quienes se le pone el pelo lacio al pensar la que pueden liar en la cocina. En realidad es muy sencillo, solo hay que conocer el truco, el misterio del proceso osmótico.

Un rosbif se hace en dos partes, una que es mientras se dora el exterior, y otra, mientras reposa. Si cortamos una pieza de rosbif recién asada, la habremos desgraciado, porque es durante el reposo cuando la parte seca del exterior, chupa los jugos de la carne cruda del interior y, así, al cabo de unas horas, al partirlo estará sonrosadito de dentro afuera.

NO se puede usar sal. Eso es fundamental, porque esta rompe la costra y se nos desangra la carne.

Podemos usar solomillo, lomo bajo, contra o la pieza que mejor nos parezca. Si el animal ha descansado, toda su carne estará buena. Si la pieza es grande, se puede atar para manejarla más a gusto, como la de la foto.

Yo lo hago en sartén porque no tengo barbacoa, pero da lo mismo. El proceso consiste en tostar bien la parte exterior, lo cual en una sartén se hace fácilmente dándole vueltas hasta que quede casi chamuscada. Y luego se abandona a su suerte, o sea, que la dejamos reposar en una esquina, con cuidado de que no se la coma el gato. Debe reposar unas cinco horas y luego se pude comer fría, o recalentarla despacito al horno, a 60ºC, para que no se ase más.

Los vinos 

El tirano ha dicho que iba a poner unos champanes de espatarrar y unos tintos de esos que curan la ceguera, de modo que yo me he limitado a preparar una comidita rica para estar a la altura de las circunstancias, léase vinazos.

Las zamburinas con champagne son un crack, porque como están medio crudas, saben a mar, y las levaduras del vino aportan una gracia muy especial.

Con la langosta es una horterada, pero sabe muy rico también.

Y con el rosbif, pues uno de esos vinos de 100/100, es como se luce sin injerencias, porque esos vinos deben disfrutarse hasta el último matiz, y esta carne es de las pocas que hace que el vino destaque.

Feliz 2011 y que Dios nos coja confesados.

       

Escrito por el (actualizado: 08/12/2013)