Sindicación de contenidos
Boletín electrónico
Contacto
Mapa web
Logo de FacebookLogo de Google +Logotipo Twitter
 
boton pinteres
Imprime ContenidoEnviar a un Amigo
 

${estadoCorreo}

 

Carne guisada con pochas

Carne guisada con pochas
 
Carne guisada con pochas
Carne guisada con pochas

Octubre 2013

INGREDIENTES 

1 Kg de falda de ternera
1 cebolla
6 dientes de ajo
2 zanahorias
3 ramas de apio verde
½ bote de pimiento de piquillo
½ bote de tomate frito de Pedro Luis
1 litro de caldo de carne o vegetales
1 bote de pochas de Navarra
1 rama de canela
1 copa de amontillado seco
Especias al gusto: laurel, tomillo, romero, clavo...

 

Tenía todavía en la boca el regustín de aquella golosa Ensalada de pochas que había preparado la semana anterior cuando, preparando un estofado de ternera, se me ocurrió que un bote de estas judías podía hacer más contundente el guisote, de forma que, una vez ablandada la carne, le volqué las legumbres y desde luego que la idea no fue descabellada, todo lo contrario, el conjunto resultó una gozada. 

No cabe duda de que esta receta viene a ser una simple Carne guisada, pero si a mí no se me había ocurrido nunca volcarle un tarro de pochas, pues parece razonable que a otras muchas personas les haya sucedido lo mismo, y como el resultado fue tan impactante, pues creo que es mi deber divulgarlo.
Ya les he citado otra receta del mismo corte de Carne guisada, pero en este caso la idea es dejar el guiso un poco más caldoso. Recuerdo un plato de judías verdes que probé en el restaurante De Torres en Felechosa que, a pesar de mi aversión a esta legumbre, me resultó delicioso, y la diferencia principal con otras preparaciones, fue que estas estaban muy caldosas, como si fuese un pote. Esa la idea.

La receta 

Como siempre empezamos por hacer un sofrito con los ajos, la cebolla bien picada, y las zanahorias y el apio cortados en taquitos. Metemos la carne, rehogamos bien y, cuando empiece a coger color, rociamos con la copa de amontillado e incorporamos la salsa de tomate y los pimientos cortados en tiritas.
Cuando veamos que empieza a pegarse (si coge un ligero tasto a pegado, no es malo, porque al diluirse, aporta profundidad al plato, pero debe ser muy poco, casi una sospecha), regamos con el caldo, metemos la canela y las especias y dejamos cocer lentamente durante una hora.
Comprobamos que la carne esté ya tierna (todavía se ablandará más durante el proceso de enfriado, pero debe estar ya comestible) y volcamos el bote pochas, damos un hervor y dejamos reposar hasta que enfríe por completo (en la foto verán que también le puse un bote de maíz, pero no me pareció relevante).
En ese momento podemos separar las raciones que vamos a comer y congelar el resto.
Recalentamos lentamente y listo.
Conviene servir un buen aperitivo porque este debe ser plato único, como se hizo toda la vida.

Un vino para cada plato 

No cabe duda de que este es un plato de tinto, incluso me atrevería a afirmar que de aquello que se llamaba antaño “un Rioja”, o sea, un criancita (por desgracia todavía hay mucho analfabeto que sigue pidiendo un vino por ese apelativo, como en La Rioja solo hubiera un tipo de vinos). En esta ocasión vamos a descorchar algo que va mucho más allá pero dentro de ese perfil, un Beronia Tempranillo, un vino elaborado con un coupage muy riojano: Tempranillo 83%, Garnacha 15%, Mazuelo 2%, y una crianza clásica de 12 meses de depósito y 12 en barricas de roble francés y americano.El resultado es un vino muy sedoso y equilibrado, lo que vulgarmente suele decirse “fácil de beber”, en asturiano “deja beberse”, pero sobre todo un compañero ideal para este tipo de platos en que un reserva se vería muy comprometido y un joven “Roble” eclipsaría los sabores del guiso.

 

Escrito por el