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La Rioja se mueve

 
Diario El Comercio año 2.002.

Nos llega un informe del C.R.D.O. Rioja que en titulares dice: Rioja recupera su dinamismo comercial con un 38% de incremento de las ventas en 2.001.

Enhorabuena, creo que todos los españoles de buena fe han de alegrarse de que uno de los sectores importantes de nuestra exportación y economía en general, recupere la salud.

Pero esta no es una sección de noticias y por tanto no vamos a reproducir esos datos estadísticos, si no a analizar algunos aspectos que, como consumidores, sí nos interesan.

Primero ¿porqué se hundió Rioja? (en sus datos hablan de una caida total del 30,2 % de ventas en el bienio 1999-2000, con una del 50,4 % en exportaciones, pero de buena tinta sabemos que fue aun peor).

Y segunda ¿como han hecho para recuperar semejante desastre de un año para otro?

La primera es facil de contestar poque el desmadre de precios que hubo en la uva y su correspondiente repercusión en el precio de los vinos explica por si sola la caida de las ventas, sobre todo en los mercados exteriores en que los productos están sometidos a severas bandas de precios y si rebasan en apenas unos centimos esas cotas, saltan de segmento y, o cumplen las normas de ese otro estadio, o salen volando sin contemplaciones.

Eso fue lo que ocurrió. Grandes inversiones, la banca que se mete en el vino, nuevas bodegas por doquier, subvenciones millonarias del gobierno vasco para La Rioja Alavesa, etcétera. Resultado, miles de metros cúbicos de barricas pidiendo vino y consecuentemente miles de agricultores poniéndose las botas con la especulación de sus propios productos. Luego llegó el tío Paco con las rebajas y en las cosechas 2.000 y 2.001, con aquellas barricas ya repletas de vino y dos cosechones de aquí te espero, pues el precio de la uva por los suelos.

Pero ¿es el mercado tan olvidadizo como para perdonar de un año para otro aquella desfachatez con que bodegueros y distribuidores subieron los precios y hasta chuleaban a los hosteleros vendiéndoles vino casi por compromiso? ¿Acaso han bajado tanto los vinos como para volver a la riojitis?

Yo creo que no.

Existe una teoría circulando desde hace algún tiempo (tajantemente desmentida por los implicados, claro está) según la cual, hace un lustro se configuró una especie de familia secreta de grandes bodegueros riojanos dispuestos a consensuar políticas económicas con las que defender su feudo ante la invasión de nuevas pequeñas bodegas y otras denominaciones de origen que subían como la espuma.

Yo no creo en contubernios, pero si es que existe, lo cierto es que la jugada les ha salido redonda porque la subida de Rioja exaltó la codicia de otras regiones, sobre todo Ribera de Duero, pero también el resto, lease Navarra, Somontano, Cigales, etcétera y, ahora, a ver quién es el guapo que, con inversiones multimillonarias pidiendo amortizaciones a gritos, se apea de la burra.

Rioja se había dormido en sus laureles, pero, aunque haya sido a bofetadas, ya se ha despertado, y como. Sus vinos han cambiado, y los que siguen dormidos en sus maderas viejas y enmohecidas, ya huelen a muerto.

Mientras, sus adversarios, lo de otras DD.OO., paladeaban la vida del señorito, ellos se han arremangado y se han puesto a currar de lo lindo.

De momento mi consejo a consumidores y hosteleros es que compren poco vino, solo el que vayan a consumir, porque en los próximos meses puede haber aun mas bajadas, y gordas.

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