Sindicación de contenidos
Boletín electrónico
Contacto
Mapa web
Logo de FacebookLogo de Google +Logotipo Twitter
 
boton pinteres
Imprime ContenidoEnviar a un Amigo
 

${estadoCorreo}

 

El vino se avinagra

 
Publicado en la revista Viandar, año 2004
 

Cuando Dios vio la tajada tan indecente que Noé se cogió para celebrar la llegada del buen tiempo, ya saben, lo del Arca y todo aquel follón, seguro que pensó: “Esto del vino va darme más de un quebradero de cabeza” y desde entonces no hay forma de que los bodegueros entren en vereda.

Dicen los expertos en socio economía que las fluctuaciones del mercado vinícola reproducen una y otra vez la campana de Gauss, es decir, que a periodos de bonanza le siguen otros iguales en tiempo e intensidad, de penuria. Pero no solo en España, si no en todas los paÌses vinateros del mundo mundial.

No seré yo quién ponga en duda tan dogmáticas afirmaciones, sin embargo, ante ese catastrofismo semítico, me parece que las causas son tan previsibles y evidentes que, simplemente con mirarlas de frente, ya se puede aventurar, tanto el leñazo, como la posible solución.

Hace veinte años un servidor de ustedes se enamoró de la Ribera del Duero y de una perrita Yorkshire. El animalito pereció hace años a raíz de una pelea matrimonial (no mía), pero es que la zona vitivinícola también está ya oliendo a fiambre.

Hace poco mas de un lustro, un amigo bodeguero de la zona que tenía in mente abordar un fabuloso plan de inversión de viñedo, me pidió consejo y, tras pocas horas de análisis, llegamos a la conclusión de que cuando las actuales plantaciones (las que se habían creado y se estaban creando en aquellos años) dieran el 100% de su rendimiento, el mercado existente de vino de La Ribera no alcanzaría ni el 20% de su producción.

Espalderas, riego por goteo y abonos sintéticos, nuevas técnicas de superproducción en una zona que se había caracterizado precisamente por lo contrario ya que su uva autóctona, la Tinto Fino, ampelográficamente igual a la Tempranillo, al aclimatarse al terruño, bajaba espontáneamente su producción a menos de la mitad, con lo que ofrecía unas concentraciones de antocianos, taninos y polifenóles, casi impensables en otras regiones españolas y que eran el motivo de que sus vinos hubiesen logrado tan merecida fama.
Solución: o se abría un 80% mas de mercado, o se reducía drásticamente la producción hasta alcanzar volúmenes asimilables. Total, que como ambas eran, en la realidad, inviables, pues el estacazo era inminente.

Además del ya citado empobrecimiento de su calidad ya que, al sacar nueve o diez toneladas por hectárea, lógicamente las anteriormente citadas concentraciones (sería bueno que el consejo regulador diese información sobre los IPT de cada vino), se sitúan al nivel de Rioja Baja y el mercado se ha invadido de “Riberas de chateo”, eso sí, al precio de Riojas de relativo prestigio.

Después llegó el sospechoso e injustificado subidón de precios de La Rioja y todas las zonas se subieron al carro. “No hay vino” decían los distribuidores felices y contentos de poder especular obligando a los hosteleros a comprar diez cajas de morralla si querían una del estrella del catálogo.

Ahora ya sí hay vino. Y no vea usted cuanto. Vamos, que si nos lo pro pusiésemos, podríamos ahogar a toda España en crianzas en reservas.
Solo falta que alguna bodega anuncie una bajada de sus tarifas (ya hay unas cuantas que, bajo cuerda, regalan una caja por cada dos compradas) y todo el castillo de naipes se vendrá abajo.

Un compañero de la crítica enológica, todo un gurú nacional, dijo por aquel entonces algo así como: “Es bueno que el vino español sea cada día mas caro”, le faltó puntualizar: “... porque así tendremos más donde morder”, pero se olvidó de que el consumidor no es tan imbécil como él calculaba y, aunque durante el último lustro ha habido muchos inocentes que han quemado fortunas probando los “Ultra Alta Expresión de Autor en Garaje Supercalifragilisticos” que el dominical ponía por las nubes, ahora, el que mas y el que menos, empieza a estar harto de hacer el primo y hasta muchos están regresando a marcas tradicionales que por lo menos no dan sustos.

En estos momentos ni nosotros, los profesionales, que catamos mas de dos mil vinos cada año, podemos estar al corriente de todo lo que sale al mercado. En una feria de vinos de Castilla León celebrada hace pocos meses en Salamanca, me encontré con que mas de la mitad de las marcas catadas me eran completamente desconocidas. Pero lo mas grave es que, del mas de un centenar de vinos que probé, tan solo un par de ellos me parecieron interesantes. Eso sí, cuando pregunté a qué precio saldrían al mercado, ambos superaban los mil duritos (mantengo la moneda tradicional porque dicho en euros parece que suena a menos).

En la próxima edición de mi guía “Asturias Gastronómica”, solo pienso incluir vinos que no superen los 20 euros.

Afortunadamente en otras regiones españolas hay bodegueros que mantienen la cabeza sobre sus hombros, como en la vecina Cigales. Cada uno tiene su perfil y el mío es recomendar a mis lectores aquellos vinos de calidad absoluta superior al 7 y precio en torno a los 10 euros, incluso hay varios de 5 o 6, porque, como decimos los masones “Dale a tu prójimo lo que deseases para ti” y como a mí me gusta comer y cenar todos los días con un buen vino, pues para no despachurrar el presupuesto he de moverme entre estas bandas.

¿Vivan los vinos caros? 

Lo siento mi querido colega, pero me temo que tu canto de guerra se ha quedado en taponazo de gaseosa.

El desmadre de Priorato ya está pagando sus platos rotos. Muchos de los supuestamente grandes de aquella región, aquellos de los que tan categóricamente se decía: “Está potencialmente magnifico. Ahora resulta duro y áspero, pero con años de botella, será una joya.”, se están viniendo abajo sin haber alcanzado esa pretendida solemnidad y sus bodegueros están ya lanzando lÌneas intermedias para, sin romper la imagen de sus galácticos, poder facturar algo fuera del ámbito Robert Parker.

Existen verdaderas glorias en nuestro panorama vinícola, como el Numanthia, Termanthia, Pago de Carraovejas Cuesta de las liebres, Cirsion, o Terreus, por los que merece la pena tirar un día al año la casa por la ventana, pero media docena, no doscientos o quinientos, como hay en el mercado.

Me temo que el desmadre va a empezar a pasar factura a quienes siguieron las enseñanzas de aquel gurú que gritaba “¡Vivan los vinos caros!” y muchos de aquellos blufs se van a avinagrar. Muchos de aquellos globos, como el tragicómico Culmen de Lan, ya se han pinchado y sus infladores están poniéndose caretas de bruja para que algún hostelero no les parta la cara. La curva de Gauss está cogiendo la cuesta abajo y el gradiente de la curva se presume vertiginoso, tanto como lo fuera la meteórica subida. Así es la representación gráfica de dicha ecuación.

Como decía mi tata: “Después de la risa vienen los llantos” y por la soberbia y codicia de unos cuantos, vamos a pagar todos, porque no olvidemos que el vino mueve muchos millones y cuando toquen a arrebato, aquí habrá más que palabras.

No creo que la calidad se venga abajo porque sería absurdo desandar el camino, solo espero que no sigan contando el rollo de “viñas viejas, barrica nueva, etc...” para intentar clavar los mil duros por botella.

¿Se ha fijado ustedes que una botella de buen malta de 12 años, Glenmorangie, Macallan, Glenrothes, etc., que puede dar tranquilamente de sí para una copiosa sobremesa de cuatro personas, cuesta en torno a los 30 eurosy sin embargo es considerada como un superlujo, mientras que las de esos Clos del Priorato, que andan por los 40 euros y apenas si dan para una pareja, ruedan por las mesas de los comedores minimalistas como si fueran canicas?

Pagar mas de 20 euros por un vino es un lujo que presupone un gran disfrute y cuando el precio supera los 30 euros, la pieza debe ser absolutamente espectacular, no vale eso “no está mal”, ha de estar forzosamente: “Acojonante.”

 Si le interesa leer más sobre alguno de los temas aquí tratados, pínche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio. Y no se olvide de consultar nuestros vinos favoritos en Vinos y Bebidas.

Escrito por el (actualizado: 08/05/2014)