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Sidra en La Pola

 
Diario El Comercio año 2.000.

Se sigue debatiendo sobre el conflicto del etiquetado de la sidra cuando en realidad se trata de un asunto ya zanjado, que si aun no entrado en vigor es únicamente por un plazo de gracia dado por la administración para facilitar la labor a los lagareros mas rezagados, y la pregunta es: ¿estará ya la sidra en proceso de evolución como sucedió en Galicia con el Albariño o en Guipuzcoa con el Txacolí?

El asunto no es baladí porque de ser cierto este movimiento el sector se verá convulsionado de arriba a abajo, y no valdrá aquello de «Aquí siempre se hizo así y así lo seguiré haciendo», porque el consumidor es al fin y al cabo quién marca las pautas, y de implantarse en el resto de España la sidra como una bebida de mesa, por supuesto que a quinientas pesetas botella, ya veremos donde irán a parar los patriotismos y folklorismos.
Que en Asturias se pueda seguir bebiendo sidra escancida es algo que se debe defender a capa y espada, pero no cerrando los ojos a un progreso que ya está llamando a la puerta, y para entablar estos debates y divulgar las conclusiones de los expertos, es para lo que el Ayuntamiento de Siero ha convocado su Primeras Jornadas Culturales de la Sidra.
No se trata de repartir sidra a diestro y siniestro, si no todo lo contrario.
El objetivo es dignificar el producto, algo que regalándolo por las calles no se consigue precísamente.
Quizás hubo un tiempo en que había que promocionarla fuera como fuese, amén de intereses políticos que nada tienen que ver con la gastronomía, pero ahora la sidra está entrando en otros cauces, y si bien hay ya festivales como el de Nava que por su implantación y trascendencia deben mantenerse, lo que no debe es cundir el ejemplo de montar saraos en los que se regale alcohol (al fin y al cabo la sidra es una bebida alcoholica y legalmente está probido su reparto indiscriminado por las calles), porque el día menos pensado habrá una desgracia y a algún alcalde le contará la fiesta un disgusto.
En este certamen de La Pola no habrá sidra a go go, ni orquestas, ni fanfarrias, para eso ya está el Carmín que empezará a continuación, pero sí habrá actividades dirigidas hacia los profesionales, chigreros, lagareros y hasta aficionados, pero no de los que buscan chupar de papu, si no de los que quieren saber por qué derroteros se guiará la sidra en años venideros.
Habrá un curso (restringido) de anélisis sensorial de la sidra mediante el cual se pretende empezar nomatizar el vocabulario, porque cosa es dar voces en el chigre haciándose el enteradillo, y otra saber reflejar las características organolépticas de un producto de forma que cualquier consumidor de dentro y fuera de Asturias entienda de qué se está hablando.
El jueves, o sea hoy, los lagares de Siero celebran un día de puertas abiertas para que los aficionado puedan ver las verdaderas entrañas de este mundo e informarse de primera mano de conflictos, limitaciones, precupaciones y motivaciones con que desayunan cada día estos empresarios. Y de paso tomar algún culín, claro, que lo cortés no está reñido con lo valiente.
Mañana habrá una mesa redonda con invitados profesionales del sector y prensa especializada y el sábado, día de la clausura, habrá una sesión de degustación de sidras, pero cerrada, o sea reservada a los profesionales que sean invitados por los lagares y organización.
¿Otra fiesta de la sidra?
Creo que queda patente que no van por ahí los tiros.


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