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Cantabria, Gran Reserva

 

Publicado en el libro, Mis mejores Escapadas de Golf y Gastronomía, que salió al mercado en 2006 y ganó el premio Gourmand World Cookbook Awards como la mejor guía de turismo del mundo de ese año.

La figura de Severiano Ballesteros dio la vuelta al mundo y fue durante años todo un símbolo, un verdadero mito, sobre todo fuera de España, ya que en nuestro país el golf apenas si se consideraba como un deporte de jubilados millonarios. Él hizo que, a golpe de éxitos y de que ingleses y americanos se disputasen un apadrinamiento profesional, los medios hablasen del golf como algo importante y, así, después de un par de décadas, España cuenta ya con mas de 250.000 licencias que en buena parte debemos agradecer a este ilustre cántabro.

Pero solo hasta ahí, porque lo cierto es que sus humildes orígenes no le han motivado demasiado y los clubes y campos, que de alguna forma crea, dirige, o simplemente maneja, tienen esa forma de exclusividad elitista casi feudal, que tanto daño ha hecho y sigue haciendo a la imagen de este maravilloso deporte. De hecho en el campo de Pedreña son tan selectos, que hasta el trato es radicalmente grosero con quienes no sean socios.

Santander tuvo siempre ese carácter de rancio abolengo castellano, quizás por eso cuando llegó la España de las autonomías, a la comunidad le cambiaron el nombre por Cantabria, pero en el tema de golf, toda la provincia se mueve por esos perfiles y de hecho las dos escapadas que proponemos vienen un poco cogidas con alfileres, más motivadas por los esfuerzos del gobierno de Cantabria por popularizar este deporte que por las iniciativas privadas (recomendamos tres campos públicos y uno solo privado).

En el plano gastronómico, hay que elogiar los esfuerzos que el Dr. Javier Hernández de Sande hace en su programa “Del comer y del beber” en Telecabarga, pero que, desgraciadamente, no logra motivar demasiado a una hostelería mayoritariamente conservadora. Y no me refiero a que falten restaurantes de Nueva Cocina, para mi gusto sobran todos porque estoy hasta la coronilla de Menús Degustación, de hecho en Cantabria hay algunos realmente notables, sino que a su conjunto en general, quizás por comparación a los dos colosos que tiene a Este y Oeste, está un poco anclado y, como no podemos comer cocido montañés antes de jugar al golf, pues nos ha costado bastante trabajo redondear la oferta de las escapadas.

Si a unos cuantos de esos locales que hacen cocina tradicional, les lavasen un poco la cara (me refiero a actualizar cartas de vinos, ajustar los precios, garantizar el origen de algunos productos, modernizar menaje, atención al cliente, etc.), el salto cualitativo sería espectacular, porque de modernidades de cocina de autor estamos ya hartos, pero de ese Carico montañés que sirven en Casa Enrique de Solares*, nunca nos cansaremos.

* Nota del autor: No incluimos este restaurante por estar lejos de las escapadas seleccionadas, pero si les cuadra, no se lo pierdan.

Reinosa, la Cantabria montañesa.Restaurante Fuentebro 

Antes de llamarse cántabros, a los santanderinos no capitalinos, se les llamaba montañeses. Incluso los pasiegos, como mi madre, se llamaban así entre ellos. Hoy se llaman orgullosamente cántabros, pero entre ellos se sigue hablando de la montaña y de esa, con esta escapada, saldrán ahítos.

Como todo el mundo sabe, Reinosa está ya en un valle de Castilla, no en vano es el nacimiento del río Ebro, por lo que, si vienen ustedes desde el sur, no tendrán que bajar esos temibles puertos. Pero aún así, hay que hacerlo, porque la excursión por el puerto de Palomberas hasta Cabuérniga, cruzando la Sierra de Bárcena Mayor por la Reserva Nacional de Saja, es como un sueño, un viaje al Parque Jurásico, pero con ciervos, ardillas y águilas en vez de repelentes dinosaurios.

Pero vamos a lo nuestro

Reinosa cuenta con el único campo público de 18 hoyos de Cantabria, de ahí que hagamos referencia a él, porque por lo demás no es demasiado recomendable. Situado en un altiplano de casi novecientos metros de altitud, su clima es extremo, estepario, lo que, unido a la juventud del campo y por tanto la casi absoluta ausencia de árboles, hace que en invierno aquello sea como Siberia y en verano, solo se pueda jugar a ciertas horas so pena de insolación.

El club es una especie de nave de bodas y banquetes, fría y ruidosa (tiene una acústica ensordecedora), por lo que su estancia allí debe limitarse a esa cerveza con gaseosa que repone sales y líquidos después una calurosa partida.

Tampoco hay hotel en los alrededores de Nestares, por lo que hay que coger el coche para ir a la Casona de Naveda, un precioso hotel rural que, según nos indicaron, para cuando esta guía aparezca, contará con un gran Spa. Se tarda apenas cinco minutos, por lo que podemos salir vestidos de romano y volver a ducharnos a la habitación sin el menor reparo.

Para comer hay un precioso restaurante, el Fuentebro, en Fontibre, justo encima del manantial que se considera nacimiento del Ebro, a mitad de camino entre el hotel y el campo. Su cocina es casera, sencilla, pero realmente sabrosa, esmerada, cuidada y bien presentada. El comedor es sorprendente, de lo mejorcito de la comunidad ya que, además de la mágica vista que ofrece sobre el manantial, su decoración es formidable y su luminosidad realmente embriagadora.

Realmente podemos decir que tanto el hotel como el restaurante, justifican la escapada, pero solo de fin de semana, porque el entorno no tiene mucho mas que ofrecer y, como ya hemos apuntado, el campo no es de los mas aconsejables.

Comillas, una pocholada 

Campo de golf de ComillasNo vamos a describir este deslumbrante pueblín porque imaginamos que, el que mas y el que menos , ya habrá visitado el Capricho de Gaudí, la Universidad Pontificia y el Palacio del Marqués, pero es que, además, desde aquí se pueden hacer mil excursiones deliciosas, a Picos, Cabarceno, Cabuerniga, Santander, San Vicente de la Barquera, etc.

Recomendamos el hotel Golf Rovacías porque, además de disponer de un curioso campo de 9 hoyos y a pesar de su arquitectura radical, mas propia de una instalación para ejecutivos y reuniones de empresa que para una escapada con encanto, lo cierto es que, interiormente, resulta muy confortable. Dispone de una aceptable cocina, lo que se agradece ese día que se nos ha pasado la hora de ir a varios kilómetros, o que simplemente estamos cansados y no apetece coger el coche. Pero es que, además, tiene un reconfortante Spa, por lo que en su conjunto y a pesar de su aspecto funcional, es un hotel que se ajusta perfectamente a la medida de esta guía.

El campito se las trae, porque solo tiene 9 hoyos, ¡pero qué 9 hoyos! No se aburrirán, se lo aseguro y las vistas, como pueden ver en la foto, son una verdadera postal.

Otra alternativa nada desdeñable es La Posada Torre del Milano, un curioso hotel Spa, muy ecológico, muy europeo, muy a la moda de esta generación un poco mística que se mueve entre el yoga y los mueble de Ikea. Está situado en un monte a las afueras de Comillas, un paraje bucólico y maravilloso, como muestra la foto, el reino del silencio, el paraíso del descanso, porque como ya hemos apuntado, sus jóvenes dueños se esmeran en que su alojamiento sea todo un retiro espiritual, de cuerpo y mente, Spa y Naturaleza, pero con unas instalaciones que, sin pretender el lujo, son realmente elegantes y muy confortables, con habitaciones espaciosas y decoradas con exquisito mimo.

Si quieren playa (en Cantabria hace mucho mejor tiempo de lo que la gente piensa), en la de Mogro hay un curioso hotel con Spa, el Milagros Golf, aunque lo de Golf debe ser por el apellido del dueño ya que para ir al campo Abra de Pas, hay que coger el coche y y y y y y y … porque en verano hay cada atasco que es como para pensárselo. A pesar de ello es un sitio muy simpático, una playa preciosa y hasta cuentan con buena gastronomía (prueben sus famosas langostas).

Para jugar hay tres campos, el de Rovacías ya mencionado, el de Abra de Pas y el de Santa Marina (se supone que hay un cuarto, el de Oyambre, pero en realidad es un pastizal pendiente de licencias y litigios para hacer una urbanización de golf).

El de Abra de Pas está en Mogro, a un cuarto de hora de Comillas (conviene coger la autopista, aunque la carretera vieja de la costa es preciosa), por lo que resulta mas que recomendable hacerle una visita. Tiene 15 hoyos y pronto serán 18, quizás ya estén cuando esta guía llegue a sus manos. Es muy cómodo, pero también divertido, con notables cambios de ritmo, con hoyos largos de hasta 500 metros para pegadores, y otros de par 3, cortitos y jugosos, para técnicos, pero sobre todo es un campo dulce y noble, con calles sin trampas, con buena visibilidad, sin demoledoras cuestas, con temperaturas idílicas ya que se encuentra al borde del mar y por tanto es muy templado. A pesar de ser un campo municipal y por tanto de alto transito, está muy bien cuidado, con greenes y calles como alfombras, todo un lujo al alcance de los mortales.

En el polo opuesto está Santa Marina, uno de esos campos de Severiano Ballesteros a que nos referíamos al principio, pero que, de momento, permite el acceso a jugadores libres. Es un campo formidable, maravilloso, mimado como corresponde a unas instalaciones privadas de lujo, pero duro y cruel como pocos, prácticamente restringido a handicaps muy bajos, como bien indica Pablo Klein, su director: “Un diez de Mogro aquí no baja de veinte”. Pero es que, encima, su orografía es tan agreste que, salvo verdaderos atletas, resulta imprescindible alquilar un buggy, con lo que la partida se pone en cerca de 90 €. Aun así, por el momento, es un campo recomendable, porque es realmente fascinante, en un enclave maravilloso, con árboles centenarios y una naturaleza de cuento. Está situado entre Comillas y San Vicente de la Barquera, por la carretera vieja, en La Revilla, a pocos minutos de los hoteles recomendados.

Respecto a la gastronomía la cosa ya se pone algo mas complicada porque, como ya les avanzamos, por estos andurriales no hay grandes comedores. San Vicente de la barquera tiene mucha fama, pero a la hora de la verdad, sus ofertas están mas destinadas a las riadas de turistas de paso que invaden sus calles en verano que a gourmets. No merece la pena arriesgarse buscando ese barín recóndito, donde ponerse ciego de pescados locales por cuatro duros, porque seguro que les meterán rodaballo de piscifactoría y encima mal cocinado. Incluso los de mas fama, como el Bora Bora o el Maruja, donde sí se puede exigir pescado autóctono, ni su cocina ni su servicio están a la altura de los elevados precios que cobran. El mas aconsejable es el Augusto, digamos que el único que al menos se molesta por mejorar y actualizar su oferta y servicios.

Sin pretender grandes sofisticaciones (hablamos de una simpática tienda mixta, con un comedor de manteles de papel y camareras de mandil), en Caviedes está Casa Cofiño, un restaurante donde se come cocina casera, pero cuidada y con una carta de vinos que cubre las necesidades de cualquier buen aficionado. El trato es amable y su decoración entrañable, lo que unido a unos precios más que razonables, hacen de este establecimiento uno de los mas aconsejables de la zona (suele estar hasta los topes).

En plan fino está Las Cuadras del Camino Real, en Selores de Cabuérniga, un precioso conjunto de turismo rural de súper lujo en que han apostado por la cocina de autor y con bastante buenos resultados. Merece la pena desplazarse para una cena romántica, porque si bien hay unos veinte kilómetros desde Comillas, la carretera es buena y la experiencia será de lo mejorcito, sobre todo en verano en que los días son largos y el recorrido se puede hacer con luz, porque los pueblos son preciosos. De hecho, en el camino, al cruzar el río Saja, verán un restaurante que se llama Venta santa Lucía, es muy bonito, tienen una cocina aceptable y lo mas gracioso, lo mas típico de la casa, es el chocolate con churros, una bomba de calorías pero también una golosina con la que a veces nos apetece regalarnos después de un buena tarde de golf, sobre todo si nos ha pillado uno de esos orballos puñeteros que te enfrían el cuerpo hasta los huesos.

Si prefieren darse una vuelta por Comillas, piquen cualquier cosilla porque no hay nada destacable, más bien al contrario. No piquen con el Capricho de Gaudí, saldrán defraudados, incluso enfadados, porque, desde que lo compraron los japoneses, se respira un ambiente despersonalizado, con empleados que parecen funcionarios y una cocina pretenciosa y trasnochada.

Si disponen de una mañana libre, les recomiendo que se acerquen hasta Santander porque el campito de Mataleñas es una monada, una cachondada. Podríamos decir que es casi un campo acrobático, porque sus reducidas dimensiones hacen que se crucen las bolas de calle a calle, o que terminen despeñándose por los acantilados. Está situado en Cabo Menor, en la punta, rodeado de agua al Norte, Este y Oeste, prácticamente en el centro de la ciudad, junto al Sardinero, con unas vistas que, por sí solas, merecen la excursión, aunque no se juegue. Es municipal y por tanto suele estar abarrotado, pero las mañanas laborables se puede intentar.

Santander es una ciudad maravillosa y un paseo por Piquío resulta siempre mas que apetecible. Hay abundante oferta gastronómica, pero también algunos muertos que viven del pasado. En plan picoteo, comida tradicional, materia prima, etc., yo suelo elegir la Bodega Cigaleña, un curioso mesón en el que Andrés Conde, su anfitrión, posee un verdadero museo del vino. Déjense aconsejar acerca de los pescados mas frescos, pero pidan el precio, porque mete el estoque sin piedad.

En el polo opuesto, nueva cocina, minimalismo, mantelería de hilo, estrella Michelin, etc., lo mas recomendable el El Serbal. La personal y mimada cocina de Fernando Sanz de la Maza, se complementa con uno de los mejores servicios de sala de España y con una decoración luminosa, acogedora y donde uno se siente realmente a gusto. Además y aunque parezca una incongruencia, un sofisticado menú degustación en esta casa, les costará menos que una comida informal en La Cigaleña.

Direcciones para Comer
 

Augusto

C./ Mercado, 1
San Vicente de la Barquera Cantabria
Telf.: 942 712 040
www.restauranteaugusto.com 

Casa Cofiño

Caviedes Cantabria
Teléfono: 942 708 046

El Serbal

C/.Andrés del Río, 7
Santander Cantabria
Telf.: 942 222 515 

Fuentebro

Fontibre Cantabria
Tel.: 942 779 772 - 942 779 645

Las Cuadras del Camino Real

Selores de Cabuérniga Cantabria
Tel.: 942 706 171 

Venta Santa Lucía

Cos – Mazcuerras Cantabria
Tel: 942 701 061

Dormir 

Casona de Naveda

Navega Cantabria
Telf. 942 779 515
info@casonadenaveda.com
www.casonadenaveda.com

Hotel Golf Rovacías

Urbanización Rovacías
Comillas Cantabria
Telf. 942 720 470
www.hotelesgolfrovacias.com

Hotel Milagros golf

Playa de Mogro – Cantabria
Tel: 942 517 474
www.hotelesdecantabria.com

 Posada Torre del Milano

Ruiseñada
Comillas – Cantabria
Telf 942 722 244
www.torredelmilano.com

y Jugar 

Golf Santa Marina

La Revilla
San Vicente de la Barquera - Cantabria
Telf.: 942 712 248
http://www.golfsantamarina.com/

Golf Nestares

Nestares 
Reinosa Cantabria
Telf.: 942 771 127
http://www.cantur.com/nestares.htm

Campo de golf Abra de Pas

Mogro 
Miengo - Cantabria
Telf.: 942 577 597
http://www.cantur.com/abradelpas.htm

Campo municipal de golf Mataleñas

Av del Faro, s/n
Santander - Cantabria
Telf.: 942 390 247

Golf Rovacías

Urbanización Rovacías
Comillas - Cantabria
Telf. 942 720 470
http://www.hotelesgolfrovacias.com

Escrito por el (actualizado: 09/10/2013)