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El vino español se va a la ...,

 
Publicado en la revista PlanetaVino nº13, Junio/Julio 2006/2007, sección: El Toque del Quera
 

Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura,  Pesca y Alimentación, el consumo de vino en España acaba de batir su record de caída libre en dieciséis años con un índice anual nada menos que del -6,9%, lo que demuestra el éxito de la misión evangelizadora de nuestra amada en El Señor, la ministra Salgado.

De las pecaminosas estadísticas de los años ochenta en que los españoles bebíamos casi cincuenta litros por persona al año, o sea, una botella cada tres días, gracias a Dios y a la hermana Salgado, ya hemos bajado de veinticinco, o sea, la mitad, con lo que miles de almas irán directamente al cielo sin necesidad de pasar por el purgatorio.

Curiosamente las cifras más altas se dan en la hostelería y concretamente en los vinos con Denominación de Origen, que han caído  un 10%, lo que en un año y con las caídas precedentes, es una verdadera salvajada, o sea, que el calimocho sigue vivo, pero los pecadores que mostrábamos públicamente nuestra lujuria bebiendo satánicas botellas de Rioja y Ribera de Duero en comedores públicos, pues parece ser que tenemos los días contados.

En realidad estos datos nos traen al pairo, porque los hosteleros son unos ateos que no van rezar nunca a la Santísima Salgado, así que, aunque este sea el sector que mas riqueza mueve del país, no importa que se vayan al garete cientos de miles de puestos de trabajo, porque seguro que la mayoría  son unos borrachos y por tanto indignos de pisar la santa tierra española, que ya va camino de ser islámica, si Alá lo quiere.

Hombre, además de arruinar a muchos restauradores, lo cierto es que tampoco se van a reír demasiado los bodegueros, sobre todo viendo como otros países emergentes les están comiendo la tostada. Por ejemplo Chile ya puede meternos sus vinos sin pagar aranceles y qué les vamos a contar de los trapicheos que hacen en Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, Argentina, California, etc., maderizando sus vinos con  chips (antes los llamábamos tacos, pero como ya nos hemos informatizado, pues hay que decir chips), para abaratar costos y poder hacer vinos cada vez más competitivos en los rings internacionales, aunque esos vinos nos pongan el pelo verde.

Hace cuatro años, en la querida y llorada revista Viandar, lancé un rugido de alarma titulado “Alcoholímetros y Asociaciones de Hostelería (quién no conserve en su hemeroteca todos los ejemplares de Viandar, algo imperdonable, puede verlo en www.enciclopediadegastronomia.es), denunciando la mogigatería de estas instituciones  que, en vez de plantar cara a un problema tan serio y exigir pruebas científicas que demostrasen la perdida de reflejos por dar un 0,25 en vez del anterior 0,8 (es completamente falso porque cada organismo tiene un nivel de tolerancia diferente), solo se dedicaban a mendigar a la Adminsitración unas subvenciones con las que pagarse algún viajecito para ver lo bien que lo hacen sus colegas parisinos.
En el pecado está la penitencia y mientras en Francia se sigue fumando en cualquier parte, aquí hasta les humillan obligándoles a comprar un mando homologado (menuda golfada) para hacer funcionar la maquinita del tabaco.
La esperanza está en los bodegueros, porque la hostelería está ya arrastrada.

Como muchos de los ministros, altos jerifaltes del partido, banqueros de los que mueven los hilos y demás poderes fácticos del país, tienen notables inversiones en grandes bodegas, el primer asalto de la Salgado por acabar con nuestras carpetovetónicas costumbres vinícolas se fue al carajo (perdonen por el palabro, pero es que sino lo suelto, reviento), pero nuestra Juana de Arco amenaza con volver a la carga y la batalla va a ser de órdago.

Y ahora les pregunto a los bodegueros: ¿Qué apoyo han recibido ustedes de esos nuevos medios de comunicación que han elegido para promocionar sus vinos (se ha puesto de moda anunciarse en televisión, revistas del corazón, periódicos de fútbol, etc.)? Porque las prensa especializada se volcó contra la primera intentona, fue un levantamiento en armas lo que hicimos, pero no creo que el Hola o el Marca dijesen nada del conflicto del vino.

Antes, cuando un hijo salía un poco cortito, se le mandaba al seminario para que de mayor tuviese una condición social respetable. Ahora se le paga un master y se le coloca en la bodega familiar como Jefe de Marketing y claro, cuando descubre que el costo por impacto publicitario es más barato en las grandes ediciones que en las revistas especializadas, pues hace su genialidad. Lo que no han aprendido es que, además de olvidarse del concepto “impacto baldío” (la señora Petra, la que limpia la escalera, no va a comprar un vino de 20€ aunque lo anuncie la Pantoja, y el Jonatan, tampoco va a cambiar la marca del brick del calimocho aunque lo promocione Etoo), pues además está esto, la información veraz, la solidaridad del sector, el compromiso por defender nuestra calidad de vida.

Los publicistas que contratan a Ronaldinho, no cuentan con PlanetAVino.

Escrito por el (actualizado: 01/01/2016)